Una víctima del accidente de Chernóbil alerta mañana en el Congreso de los riesgos de la energía nuclear

Una víctima del accidente de Chernóbil alerta mañana en el Congreso de los riesgos de la energía nuclear
Una víctima del accidente de Chernóbil alerta mañana en el Congreso de los riesgos de la energía nuclear
EUROPA PRESS
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Una testigo del accidente nuclear de Chernóbil (Ucrania) de hace 30 años, Svieta Shmagailo, visita este martes el Congreso de los Diputados con el objetivo de alertar a los parlamentarios sobre los riesgos que conlleva mantener la energía atómica. Actualmente es maestra de Primaria y miembro del parlamento de su región, Ivankiv.

Así, participará en las jornadas organizadas por Podemos y Greenpeace en la Cámara, 'Jornada 30 aniversario de Chernóbil: Cuenta atrás para la energía nuclear en España', cuyo objetivo por un lado es llamar la atención sobre el peligro de mantener este tipo de energía en España a partir del testimonio de esta maestra ucraniana, y por otro, organizar una mesa redonda, 'El futuro de las nucleares en España: Garoña', con todos los portavoces parlamentarios en la materia.

En una entrevista con la organización ecologista Greenpeace, que ha sido recogida por Europa Press, Svieta Shmagailo confiesa que ella tenía 12 años cuando tuvo lugar la catástrofe en 1986. Sigue residiendo en Orane, a 35 kilómetros de Chernóbil, un municipio de unos 600 habitantes.

"Una noche oímos un gran ruido de vehículos pasar por la carretera que lleva a Chernóbil. Luego, por la mañana, todo parecía tranquilo, hasta que empezaron a venir a nuestro pueblo vehículos del ejército, de los que salían militares con máscaras. Pero no se nos dijo nada hasta una semana después. Nuestro pueblo no fue evacuado, pero acogimos a gente de otros pueblos que sí que lo fueron. Y nos dijeron ciertas precauciones básicas con las que íbamos a tener que vivir a partir de entonces", subraya.

SUS PADRES HAN MUERTO DE CÁNCER

Aunque entonces era muy pequeña, dice que era consciente de que sucedía algo "muy grave", aunque no lo relacionaba con la radiación. "Mi madre sí que lo sabía. De hecho mi padre había muerto dos años antes de cáncer de garganta porque la central ya había tenido problemas en 1982, aunque el Gobierno no dijo nada sobre ello. Recuerdo que en el colegio nos decían que con la radiación se puede vivir uno o dos años, y después mueres, y yo planeaba qué hacer con los dos años de vida que me quedaban", subraya.

En un principio, esta ucraniana confiesa que la gente seguía tomando precauciones, aunque después la situación se normaliza y los habitantes de la zona volvieron a comer la comida local, a pescar en el río, a recoger las setas del bosques, aunque 15 años después se observaron las primeras consecuencias.

"Mucha gente contrae enfermedades nuevas, y empiezan a morir: infarto, cáncer, problemas en la sangre, ictus. De la calle donde vivía mi madre sólo quedan vivos dos vecinos. Mi madre murió en otoño de cáncer. Y esto es lo que pasa ahora: estoy segura de que dentro de 10 años habrá más problemas", sostiene.

Es más, Svieta Shmagailo afirma que no hace planes de futuro. "Para nosotros tener un cáncer es como tener un catarro. Nos ayudamos mucho y nos tranquilizamos mutuamente. Intentamos siempre buscar la mejor solución. El problema es que la medicina es cara, y no hay seguro médico gratuito. A mi madre la operaron tres veces, y pudimos pagarlo porque mi hermana tenía un buen trabajo en una empresa alemana. Otras personas no podían", sentencia.

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