Agosto se torna en mayo con la celebración del bicentenario del Rocío Chico

Por Laura Ramírez.

Huelva, 19 ago.- El bicentenario del Rocío Chico ha logrado que agosto se torne finales de mayo o principios de junio en la aldea de El Rocío, en Almonte (Huelva), con una salida extraordinaria de la Virgen que ha dejado momentos e instantes propios de la romería de Pentecostés.

Esta celebración, con la que cada año los almonteños rememoran el voto de gracias a la Virgen, a la que éstos atribuyen la salvación de su pueblo de las tropas francesas, ha cobrado este año una inusual magnitud y ha atraído hasta la aldea a miles de rocieros, - las previsiones hablan de más de 200.000 personas-, llamados por el deseo de ver de nuevo a la imagen a la que profesan su fe por las calles de la aldea.

La singularidad de la fecha, sin embargo, no ha alterado lo tradicional de una salida procesional de la Blanca Paloma desde su Santuario; los almonteños, como si del Lunes de Pentecostés se tratara, han saltado la reja a las 1:02 horas y en esta ocasión no han esperado que el Simpecado de la Hermandad Matriz de Almonte llegara hasta el altar del Santuario.

Para la ocasión la Virgen ha lucido el traje denominado de Montpensier, donación de la Condesa de París, Isabel Francisca de Orleans y Borbón, que llevó el día de su coronación canónica, en 1919 y que fue el que también lució el 19 de agosto de 1913, día en el que como hoy, coincidiendo con el centenario del 'Rocío Chico' también se desarrolló una procesión extraordinaria de la imagen que permitió verla vestida de reina por las calles de la aldea en agosto.

Una vez que ha abandonado su Santuario, los almonteños la han portado a hombros por distintas calles y rincones de la aldea, en cada uno de los cuales la esperaban sus fieles que, como en romería, la han vitoreado, rezado y cantado, dejando una imágenes y unos sonidos, entre ellos los de la flauta y tamboril, que rezumaban primavera.

No ha habido el protocolo organizado de visita a las hermandades, aunque sí que ha pasado por algunas de ellas que han hecho sonar sus campanas; ni trajes de flamenca ni de corto, pero sí un ambiente similar al que tradicionalmente invade la aldea almonteña a finales de mayo o principios de junio, cuando cientos de miles de personas se citan en este punto de Doñana en torno a una devoción, la que sienten por la también llamada 'Reina de las Marismas'.

La Virgen ha vuelto a la ermita a las 8:43 horas, y con ello se ha puesto fin a un año en los que la imagen ha procesionado cinco veces, ya que en este período también ha tenido lugar la conocida como 'Venida de la Virgen', que se produce cada siete años y que permite a los almonteños tener a su patrona en su pueblo durante nueve meses.

A las 15:00 horas de hoy quedará desactivado el dispositivo especial de 200 efectivos, entre agentes de la Guardia Civil, Policía Autonómica, Policía Local, bomberos y sanitarios que han velado por la seguridad en este Rocío Chico que no sólo ha sido relevante por el propio bicentenario, sino porque, además su celebración se ha enmarcado el Año Jubilar Mariano, que otorgó el papa Benedicto al Rocío hasta el mes de septiembre.

Esta noche, a partir de las 21:00 horas, tendrá lugar la Solemne Función del Rocío Chico en su Bicentenario, oficiada por el obispo de Huelva, José Vilaplana, en la que se van a introducir elementos simbólicos como los 200 niños y niñas de Almonte que abrirán el cortejo portando velas y participarán en la liturgia, junto a más de 50 tamborileros de la localidad y tras la cual se realizará la procesión eucarística por el itinerario tradicional dentro de la aldea de El Rocío, en los alrededores de la ermita.

Los hechos que se conmemoran cada 19 de agosto tuvieron lugar el 17 de agosto de 1810 que desencadenaron en 1813 el Voto de Promesa y Acción de Gracias del pueblo de Almonte por su "intervención" en la Guerra de la Independencia española.

Según la tradición, la Virgen impidió, gracias a los rezos de los almonteños, que las tropas francesas arrasaran "a fuego y cuchillo" la localidad de Almonte tras la negativa de la población a incorporarse a las fuerzas galas. EFE

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