Álvarez de Miranda recuerda que los majoreros le enseñaron a querer el mar

  • Fernando Álvarez de Miranda ha resaltado hoy en Fuerteventura el carácter solidario de los majoreros, un pueblo que le enseñó a "querer el mar" y con el que ha rememorado, cincuenta años después, sus once meses de confinamiento por haber asistido al llamado 'Contubernio de Múnich'.

Puerto del Rosario, 30 oct.- Fernando Álvarez de Miranda ha resaltado hoy en Fuerteventura el carácter solidario de los majoreros, un pueblo que le enseñó a "querer el mar" y con el que ha rememorado, cincuenta años después, sus once meses de confinamiento por haber asistido al llamado 'Contubernio de Múnich'.

El que fuera presidente del Congreso de los Diputados entre 1977 y 1979 ha resaltado, en declaraciones a Efe, el papel del encuentro de Múnich, al que asistieron 118 hombres, como primer paso de "reconciliación entre todos los españoles" y el principio de "la concordia y el olvido entre los dos bandos que participaron en la Guerra Civil".

En una ciudad de Puerto del Rosario muy distinta a la que conoció en 1962, donde la población apenas superaba los 3.000 habitantes, ha recordado el momento en el que, al llegar al aeropuerto de Barajas desde Múnich, Leopoldo Calvo Sotelo le comunicó que Franco pretendía tomar medidas contra todos los asistentes al cónclave.

Comenzaba así su camino al destierro. Tras permanecer una noche en los calabozos de la Dirección General de Seguridad, un coche le llevaría a Barajas, de allí al aeropuerto de Gando, en Gran Canaria, y al día siguiente a Fuerteventura.

"Me encontré con una isla árida y triste, que esperaba la llegada de barcos con agua potable pero con gente admirable que se volcó con nosotros", ha indicado el fundador de Izquierda Demócrata Cristiana para añadir que "había noches en las que aparecían regalos anónimos de personas que querían ayudarnos delante del hotel donde nos alojábamos".

"Jamás se produjo ningún incidente, salvo en una ocasión en la que un militar de la guarnición de Fuerteventura se presentó en el hotel un poco alterado. El resto de los habitantes nos mostraba afecto y escuchaba con atención lo que contábamos de Múnich", ha reconocido.

Movidos por ese sentimiento de deuda con el pueblo majorero, Álvarez de Miranda junto a sus compañeros de destierro Joaquín Satrústegui, Jesús Barros de Lis y Jaime Miralles decidieron enseñar a leer y escribir a los jóvenes más humildes en las dependencias de la iglesia.

"A cambio, esos muchachos, perfectos nadadores y submarinistas como Marcelino López y sus hermanos, nos enseñaron a querer el mar", ha añadido.

Su salida de Fuerteventura se produjo días antes que la de sus compañeros, "tuve una afección bucal y al no haber medios para tratarme en la isla, mandamos una instancia y un certificado médico del doctor José María Peña al gobernador civil de Las Palmas".

Franco conoció la noticia y dos días después, Álvarez de Miranda en compañía de Barros de Lis abandonaron Fuerteventura con la libertad en el bolsillo, los otros dos tendrían que esperar algún tiempo más.

A su paso por Fuerteventura para asistir a un homenaje a los desterrados del Contubernio, Álvarez de Miranda ha mostrado su preocupación por la actual situación de España ante las iniciativas soberanistas y ha deseado "poder superar esas diferencias y crear un sentido de fraternidad dentro de la misma nación".

La solución a los problemas de España pasaría, a su juicio, "por un espíritu de ayuda sin enfrentamientos entre los partidos políticos". "Es el momento de buscar fórmulas de consenso renovado", ha insistido.

Fernando Álvarez de Miranda acompañado de Carlos Bru, otro de los asistentes al 'Contubernio', y familiares de Satrústegui y Barros de Lis, se han reencontrado esta tarde con algunos de los majoreros con los que Álvarez de Miranda vivió en su destierro.

A continuación, han descubierto una placa en la avenida de Puerto del Rosario que pasará a llamarse Paseo de los Demócratas y luego se han trasladado hasta el Centro de Arte Juan Ismael donde han visitado la exposición conmemorativa "Múnich 1962. El 'Contubernio' de la Concordia".

En 1962 se reunió en Munich el denominado "Movimiento Europeo", ocasión que fue aprovechada por la oposición interna y externa al franquismo para encontrarse y transmitir su apoyo a la nueva Europa, mostrándose a favor de la unión de los Estados y en contra del régimen franquista.

La conferencia se celebró entre los días 5 y 8 de junio de 1962 en el marco del IV Congreso Internacional del "Movimiento Europeo", una reunión que convocó a más de cien representantes de diferentes organizaciones políticas opuestas al general Franco, dentro y fuera de España, y que el régimen franquista bautizó de forma despectiva con el nombre de "contubernio de Múnich".

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