(ampliación) un marinero del “alakrana” identifica “sin ninguna duda” a los dos acusados como secuestradores


El marinero del “Alarkana” Gaizka Iturbe identificó este viernes “sin ninguna duda” a los acusados Abdu Willy y Raageggesey Hassan Haji como integrantes del grupo de piratas que les tuvo 47 días secuestrados frente a las costas de Somalia y añadió que ambos participaban en el maltrato físico y mental al que sometieron a los tripulantes del atunero vasco.
Iturbe tiró así por tierra la estrategia de defensa de Willy y Haji, cuyo abogado, Andreas Chalaris, asegura que sus clientes eran simples pescadores a los que los piratas abordaron antes de secuestrar el “Alakrana”. Pero el marinero fue contundente en su declaración como testigo en el juicio que la Sección Cuarta de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional inició hoy contra los presuntos piratas, para quienes se piden sendas penas de 220 años de cárcel.
“Eran parte integrante, hablaban y se reían con los demás piratas, no tengo ninguna duda”, señaló Iturbe ante el tribunal antes de añadir que existía una relación de subordinación entre los acusados, ya que Willy obedecía todo lo que le decía Haji.
El testigo señaló que el mismo día del abordaje, pocos minutos después del asalto, vio claramente a Willy y Haji entre los secuestradores. Subrayó que los acusados iban “armados en todo momento” con fusiles de asalto y pistolas e identificó a Haji como el pirata que le maltrató físicamente propinándole culatazos cuando, en el primer día de secuestro, se levantó para tomar café.
Iturbe explicó que, si bien no vio cómo se marchaban, supo en el segundo día de secuestro que Willy y Haji habían abandonado el barco. Días más tarde los piratas les comunicaron que habían sido apresados por la fragata "Canarias".
“No tengo ni idea de por qué abandonaron el barco, pero no es cierto que los echaran, era la hora de la comida y hacían turnos”, indicó.
Días más tarde uno de los jefes de los piratas les indicó que uno de los apresados por los militares españoles era hermano suyo. “Repetían que mientras estos dos no fueran liberados nosotros tampoco, decían que si les cortaba un brazo a nosotros nos cortarían dos, que si mataban a uno moriríamos tres de nosotros”, dijo Iturbe.
De hecho, entre sus peores vivencias el marinero destacó el momento en el que estuvieron a punto de asesinarlos cuando los piratas se enteraron de que los militares españoles habían apresado a Willy y Haji. “No se me olvidará en la vida, se me quedó grabado, cargó el arma y no nos mató porque otro le paró, se puso histérico”, dijo el tripulante.
MALTRATO FÍSICO Y MENTAL
“Nunca se separaban de las armas, cuanto más llorábamos más se reían, querían vernos sufrir”, dijo el testigo, quien, además de los empujones, culatazos y amenazas, relató cómo los piratas se paseaban por las noches entre los camarotes “cargando y descargando las armas para que no durmiéramos, porque en cualquier momento podían entrar y pegarnos un tiro”.
El marinero, que se encargaba de las labores de engrasador a bordo del atunero, señaló que los captores, que se pasaban el día drogados con una “hierba estimulante” y que en sus teléfonos móviles algunos llevaban fotos de Bin Laden, les aseguraron que les iban a matar “de tres en tres” si el Gobierno español “no cumplía con sus exigencias”.
Tras varios días de secuestro, cuando ya se encontraban fondeados frente a las costas de Somalia, los piratas les sentaron a todos en cubierta y empezaron a disparar ráfagas de ametralladores a escasos centímetros de sus cabezas. “Cuando terminó ellos se reían. Media hora más tarde nos dijo que íbamos a llamar para despedirnos de nuestras familias porque si el Gobierno no cumplía con sus exigencias íbamos a ir muriendo de tres en tres”, relató emocionado el testigo.
Otro de los momentos más tensos fue cuando se les acercó el mercante ucraniano "Ariana", que también estaba secuestrado, para suministrarle combustible. Iturbe explicó que los secuestrados del mercante estaban en pésimas condiciones, llevaban mucho tiempo sin comer y a bordo llevaban a una niña de catorce años y a un bebé.
“Unos días después nos dijeron que el bebé y un tripulante habían muerto de hambre y que la niña había sido violada”, dijo. Su declaración tuvo que ser interrumpida en varias ocasiones –incluido un receso de 20 minutos-, ya que la emoción y las lágrimas le impedía hablar con claridad.
ESPAÑOLES POR EL MUNDO
El testigo explicó que uno de los tripulantes de origen senegalés tenía una pequeña radio en la mesilla que los secuestradores le permitieron mantener porque les dijo que era musulmán y que era “para los rezos”. El transistor les sirvió para escuchar Radio Exterior de España y “españoles por el mundo”.
Finalmente, en la mañana del 18 de noviembre, tras 47 días de secuestro, empezó a escuchar desde su camarote los gritos de júbilo de sus compañeros. “Estamos libres, se han marchado”, vociferaban.
Iturbe subió a cubierta y pudo ver cómo el último pirata se montaba en una embarcación rápida que enfiló rumbo a la costa. El capitán dirigió el “Alakrana” a toda velocidad hacia mar abierto y tan sólo cinco minutos después aparecieron dos helicópteros de la fragata "Canarias".
Preguntado sobre si tuvo constancia del pago del algún rescate por su liberación, el testigo se limitó a decir que vio pasar “una avioneta” y observó “que lanzaba un cilindro con un paracaídas”.
El juicio continuará a partir del próximo jueves con la declaración de los acusados y del resto de los 16 marineros españoles del “Alakrana”.

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