"Aquellos días nos creíamos capaces de cambiar el mundo"

  • Adrián Espallargas.

Adrián Espallargas.

Madrid, 14 may.- Han pasado dos años desde aquel mayo de 2011 en el que los españoles salieron a las plazas para levantar su voz contra la corrupción, el paro, la injusticia social, la crisis... días en los que, como aseguran los protagonistas de aquellos hechos, "nos creíamos capaces de cambiar el mundo".

Con motivo de este segundo aniversario, algunos de los testigos del nacimiento de los conocidos como "indignados" han relatado a Efe cómo surgió, qué ambiente se respiraba en la madrileña Puerta del Sol y qué consecuencias sociales ha tenido.

La chispa fue una manifestación convocada en Madrid el 15 de mayo, convocada por la organización Democracia Real Ya (DRY) a la que acudieron miles de personas. Al terminar, unos cuarenta manifestantes se quedaron a dormir en la Puerta del Sol, razón por la que fueron desalojados por la policía durante la madrugada.

Al día siguiente no fueron cuarenta, sino decenas de miles los que ocuparon la plaza, lo que desencadenó una serie de protestas, asambleas y otro tipo de acciones que duraron alrededor de un mes.

Para Pablo Gallego y Fabio Gándara, dos jóvenes que estuvieron involucrados en DRY en aquellas fechas, la mayor victoria que se consiguió fue producir un cambio de conciencia en la ciudadanía que ha hecho que los españoles sean personas "más críticas y comprometidas".

Gallego y Gándara, autores además del libro "El cambio comienza en ti" (Ediciones Destino), creen que todavía hay gente que no entiende "bien" qué es el 15M y piensan que puede ser un partido político o una organización ciudadana.

Para ellos, es un movimiento que no pertenece a ningún grupo social, es "un espíritu, un caldo de cultivo", que busca una participación activa de la ciudadanía en la política, la cooperación y, en definitiva, conseguir una mayor justicia económica y social.

En esta definición coincide Kike Castelló, miembro de DRY, quien considera que hay tantos 15M como personas lo integran, si bien hay una serie de requisitos que todos deben cumplir como las asambleas o la participación ciudadana, entre otras elementos.

Castelló, informático de 37 años, afirma que él nunca se había interesado mucho por la política, pero cuando vio cómo miles de personas abarrotaron las calles, tomó la decisión de unirse a la protestas y formar parte de una de las organizaciones.

"Sentíamos que estábamos haciendo Historia. Era un estallido de democracia, de debate e ideas y la acampada fue algo que nos sobrepasó a todos, nadie se lo podía haber imaginado", indica.

Irene, estudiante de Matemáticas en la Universidad Complutense (UCM), comenta a Efe que participó en la manifestación, pero aquella noche no acampó en la plaza, sino que fue al día siguiente, al ver cómo los agentes desalojaron a la gente, cuando cogió su saco de dormir y se fue a Sol para participar en la protesta.

"El objetivo no era vivir allí, sino participar en las asambleas y dialogar para ponernos de acuerdo sobre el tipo de sociedad que queremos, por lo que yo dormía en Sol, iba a clase, estudiaba y luego volvía a continuar con la protesta", añade.

Olatz Herrera también estuvo acampando en el centro de Madrid y describe aquellos días como una "explosión de rabia" dentro de un ambiente pacífico, de cooperación y de solidaridad.

Sin embargo, hay personas críticas con aquella actuación, como David Tortajada, de 29 años y estudiante de la UCM, quien cree que durante los primeros días hubo un ambiente de apoyo y de comunidad "muy importante", pero luego llegaron personas que se aprovecharon y lo que en realidad querían era vivir "gratis".

Por su parte, Sonia, estudiante de Física de 19 años, cree que aquellas movilizaciones han afectado negativamente a los jóvenes porque se protestó sin demandar algo en concreto y se consiguió "poco o nada".

Castelló opina lo contrario y señala que normas como la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) de la dación en pago, promovida por la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), beben, en parte, del movimiento 15M y han florecido gracias a ese cambio de mentalidad en la ciudadanía, aunque puntualiza que luego los políticos la han "desvirtuado".

"Varias iniciativas las están adoptado poco a poco los legisladores, sólo que a su manera... por ejemplo, la ILP la han llamado dación en pago, pero no contempla la dación en pago salvo alineamientos de planetas", comenta.

Todos coinciden en que el 15M esta todavía "vivo" -actualmente celebran el "Mayo Global"-, ya que existe una masa social muy comprometida pero falta generar la ilusión por el cambio.

"Hay que pasar de la indignación a la acción, ofrecer alternativas y construir pensamiento crítico, es la única manera que tenemos para concienciar a las personas de la enorme capacidad de cambio que tienen", concluye Gándara.

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