Atlantic City, capital del juego, cuantifica daños aún bajo toque de queda

  • Atlantic City, la ciudad donde tocó tierra el lunes el huracán "Sandy", ha pasado de ser una bulliciosa capital del juego a una ciudad fantasma tomada por la policía y excavadoras, en la que los pocos que tuvieron el valor de quedarse deambulan o calculan cómo reconstruir sus casas.

Jairo Mejía

Atlantic City (EE.UU.), 31 oct.- Atlantic City, la ciudad donde tocó tierra el lunes el huracán "Sandy", ha pasado de ser una bulliciosa capital del juego a una ciudad fantasma tomada por la policía y excavadoras, en la que los pocos que tuvieron el valor de quedarse deambulan o calculan cómo reconstruir sus casas.

Poco a poco las familias salen de sus refugios y se acercan a ver lo que queda de sus casas, la mayoría de ellas barridas por una gigantesca lengua de agua de una fuerza que nadie recuerda en esta ciudad costera del estado de Nueva Jersey, conocida como "Las Vegas" del este estadounidense.

Millones de personas continúan sin luz en una amplia área del estado de Nueva Jersey, el más castigado junto con Nueva York por el paso de "Sandy" y donde han muerto al menos 6 personas.

Los refugios esparcidos en distintas partes del estado, como el de Atlantic City, siguen todavía ocupados por decenas de personas que esperan regresar a sus casas.

Martee O'Donell, que vive a pocos metros del mar que se le vino encima, recuerda como las autoridades de la ciudad llegaron el lunes para pedirle que se uniera a la evacuación obligatoria de toda la ciudad, pero su familia y otro centenar de personas de su alto edificio de apartamentos decidieron quedarse.

"Nunca vi nada parecido. La ciudad eran ríos que se perdían calle abajo. Si no fuera por la dunas, que mucha gente quería que se quitaran para que desde el paseo marítimo se pudiera ver el mar, esto hubiese sido mucho peor", recordó en entrevista con Efe O'Donell, que hoy paseaba su perro plácidamente por una ciudad desierta.

Atlantic City, una ciudad de 40.000 habitantes y una gran población flotante de turistas, ha visto cómo "Sandy" destruía su paseo marítimo, el más largo del mundo fabricado en madera, según presumían hasta este pasado lunes las autoridades turísticas.

Entre los pilares del destruido paseo se pueden ver ahora vehículos hundidos en la arena.

La noche en que llegó "Sandy" los lugares en alto eran los más seguros, algo que salvó a George Bloomsmith y su mujer de ser arrastrados por las aguas de una marisma cercana, pese a que su casa, en primera línea, se convirtió "en un rompeolas".

Un bote de unos 10 metros de eslora impactó en la fachada de su casa y toda la primera planta y el sótano quedaron anegados, dando por perdidos ahora su garaje, sus muebles y su lancha de recreo, que descansa en el patio del vecino tres casas más abajo.

Los helicópteros Chinook y Blackhawck realizan la patrulla, que decenas de vehículos de policía llevan a cabo en tierra, vigilando una ciudad sin gente, a la que con cuentagotas llegan camiones, furgonetas de compañías eléctricas y operarios.

Las carreteras de acceso están cortadas, aunque algunos vecinos han podido regresar a sus casas, que en su mayoría tienen los sótanos llenos de agua, por lo que una bomba de agua se ha convertido en uno de los bienes más codiciados.

La mayoría confía en que los seguros lleguen para cuantificar las reparaciones y se encarguen del desaguisado, mientras que otros como María Montes se lamentan de haber perdido un calentador de 7.000 dólares recién instalado y, entre risas, que su secadora "ahora sea una lavadora".

Los grandes casinos, como el Trump Taj Mahal o el Tropicana, mantienen sus juegos de luces abastecidos aparentemente por sus propios generadores y guardados por seguridad privada, como en la resaca de una gran fiesta.

Rodolfo Melchor, oriundo de México, no se divirtió la noche del lunes, cuando los vientos huracanados comenzaron a golpear las ventanas y a traer riadas de agua y escombros.

Su orden era quedarse al frente de los hoteles de su patrón y ahora comienza a despejar el suelo, ya seco, de ramas, cables, carteles rotos y trozos de tejado que flotaron por la avenida.

"No imaginé que sería tan fuerte, llevo trece años aquí", asegura Melchor, quien cree que una vez recuperado el suministro eléctrico la ciudad tardara pocos días en volver a la normalidad.

Los vecinos que decidieron quedarse, bajo su propia responsabilidad y tras firmar en una lista, cuentan historias que nunca creyeron vivir, aunque no pierden la esperanza de volver pronto a la normalidad.

El ciclón "Sandy" continuaba debilitándose hoy sobre el oeste del estado de Pensilvania tras haber causado entre 40 y 55 muertos en EE.UU., según distintas estimaciones, mientras 6,2 millones de usuarios siguen sin luz. EFE

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