Bañistas rusos cruzan a nado lago Ness para recordar avería de submarino K-19

  • Un grupo de bañistas rusos cruzó a nado el mítico lago escocés Ness para rendir tributo a los tripulantes del submarino soviético K-19, el primer sumergible en sufrir hace medio siglo una avería nuclear.

Moscú, 25 jul.- Un grupo de bañistas rusos cruzó a nado el mítico lago escocés Ness para rendir tributo a los tripulantes del submarino soviético K-19, el primer sumergible en sufrir hace medio siglo una avería nuclear.

"Lo que más sorprendió a los escoceses es que nadamos sin trajes térmicos cuando la temperatura del agua era de 8 grados", aseguró hoy Nikolái Glushkov, jefe de la filial de Novosibirsk de la Federación de Natación Invernal de Rusia, a la agencia Interfax.

El propio Glushkov, de 58 años, fue junto a otro "morzhí" (morsas), como son conocidos en Rusia los bañistas aficionados a los chapuzones en aguas gélidas, el nadador que cruzó más rápido el pasado 10 de julio un tramo de 1,9 kilómetros en 37 minutos.

Diez bañistas rusos tomaron parte en la gesta, iniciativa del capitán del K-19, Oleg Adámov, cuya historia fue relatada en el cine por el actor estadounidense, Harrison Ford en la película "K-19, The Widowmaker" de Kathryn Bigelow.

"La idea surgió en 2007, pero su realización se dilató en el tiempo. En cambio, ahora coincidía con el 50 aniversario de esa fecha señalada que es bien conocida en Occidente", dijo.

Adámov había expresado en 2007 su intención de nadar en el lago, pese a la leyenda sobre el monstruo prehistórico que habita en el lago y que le ha hecho mundialmente famoso: "Yo no le he visto, por eso no le tengo miedo".

Glushkov, que no llegó aludir en ningún momento al monstruo, adelantó a su regreso de Escocia que los bañistas regresarán al lugar para completar una nueva gesta.

El expresidente de la URSS, Mijaíl Gorbachov, propuso nominar para el premio Nobel de la Paz a la tripulación del K-19, al considerar que salvó al mundo de una catástrofe nuclear y de una eventual guerra atómica.

En su primera misión en julio de 1961 falló el sistema de refrigeración del reactor y la temperatura subió a más de mil grados, con peligro extremo de un cataclismo nuclear que se evitó gracias al sacrificio de los nueve tripulantes que se sometieron a radiaciones sobrehumanas.

Tras la operación de improvisar un circuito refrigerante, sólo uno de los héroes sobrevivió, con quemaduras brutales, y narró la peripecia en 1991, al desintegrarse el imperio comunista.

El K-19 fue reparado en lugar de ser desguazado y todavía tuvo otros dos accidentes: una colisión con un submarino norteamericano en 1969 y un incendio en 1972 en el que murieron 28 hombres.

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