Oviedo, 4 may.- El cachalote que el pasado miércoles quedó varado en la playa de Vega, en el concejo de Ribadesella, tenía en su cavidad e intestino múltiples restos de artes de pesca de arrastre que, según la Coordinadora para el Estudio y la Protección de las Especies Marinas (Cepesma), le provocaron la muerte.
El ejemplar, de un año de edad, aproximadamente, pesaba 2.800 kilos, tenía seis metros de largo y presentaba una delgadez importante, así como varias marcas en la piel de lampreas y de fijaciones de ventosas de calamar gigante.
El Cepesma trasladó el ejemplar hasta las instalaciones del Parque de la Vida en Luarca, donde ayer le practicaron la necropsia para determinar las causas de su muerte.
Según el director del Cepesma, Luis Laria, el resultado no se hizo esperar dado que las vísceras no presentaba anomalía alguna, pero en los estómagos e intestino encontraron "una importante cantidad de restos de arte de pesca de arrastre en su cavidad e intestino, restos inservibles que son dejados en el mar".
El ejemplar, aún lactante, había realizado ya sus primeras capturas por si solo al encontrase en los estómagos diversos picos de cefalópodos y, según Laria, "se encontró jugando, seguramente, con lo que le causaría su muerte atroz".
Se trata del tercer ejemplar de su especie que vara en la costa asturiana en los últimos años, después de que lo hicieran dos adultos en Gijón, en 2002, y en Peñas, en 2010, aunque es el primero juvenil que lo hace en quince años, según datos de Cepesma.
El cachalote, que no abunda en aguas asturianas, se alimenta en su mayor parte de cefalópodos y el calamar gigante es uno de sus alimentos predilectos, gracias a que puede bajar con facilidad a profundidades de 2.000 metros.
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