Cachemira es una olla a presión con peligro de explotar

  • Con miles de policías armados y soldados paramilitares patrullando las calles desiertas de Cachemira, en la frontera entre India y Pakistán, resulta difícil -o quizás triste- decir que las cosas han vuelto a la normalidad.El martes de la semana pasada por la noche Nueva Delhi desplegó al Ejército para acallar las protestas independentistas en Cachemira por primera vez desde 1990, después de que los disparos de la policía supuestamente mataran a tres civiles, lo que eleva la cantidad de muertos en disturbios este mes a 15.
Mueren cuatro supuestos guerrilleros en un combate en la Cachemira india
Mueren cuatro supuestos guerrilleros en un combate en la Cachemira india
Jason Overdorf | GlobalPost

(Nueva Delhi, India). Un día después de que los disparos de la policía acabaran presuntamente con la vida de tres civiles en un creciente clima de protesta en Cachemira el pasado martes, la maquinaria del Gobierno había recuperado el control del valle de Cachemira con un toque de queda estricto que sacó de la calle a todos los civiles, incluidos los periodistas.

Pero cientos de personas desafiaron las órdenes y volvieron a la calle en cuanto cayó la oscuridad. Cuando las autoridades trasladaron a las fuerzas de seguridad desde una zona pacificada a una zona problemática, manifestantes con antorchas se echaron a las calles gritando "India, vete" y "Queremos libertad". Una vez más, en la zona de Batmaloo y de Srinagar la policía sólo pudo dispersar a los manifestantes lanzando disparos al aire. El jueves se extendió el toque de queda.

Las protestas nocturnas y los eslóganes anti indios gritados desde los minaretes de las mezquitas de esta región musulmana que quedó fuera de la creación de Pakistán -antigua región mayoritariamente musulmana de la India- recuerdan a la volátil Cachemira de la década de 1990. Facebook y otras redes sociales están repletas de expresiones de rabia que rozan el odio hacia las fuerzas de seguridad de India por parte de los jóvenes cachemires.

Los partidos políticos moderados o pro India, como se les conoce localmente, así como la administración civil permanecen al margen. Y es que, según dijo el líder del Partido Democrático del Pueblo a un canal de televisión, "los partidos serán algo irrelevante si la situación en Cachemira no cambia".

"En estos momentos el ambiente en las calles es definitivamente muy volátil", asegura Mirwaiz Umar Farooq, un destacado líder separatista. "El enfado es bastante importante…"

Cachemira está en ebullición desde principios de junio, cuando llegaron noticias de que oficiales del Ejército supuestamente habían asesinado a tres niños inocentes, y después dijeron que eran independentistas que murieron en un enfrentamiento cerca de la línea de control que separa la Cachemira administrada por India de la que pertenece a Pakistán.

Pero mientras el enfado va en aumento, la única solución de Nueva Delhi ha sido contrarrestar la violencia con más violencia. Con la población tomando las calles exigiendo que se ponga fin al poder draconiano otorgado al ejército y la desmilitarización gradual de Cachemira, lo único que se le ha ocurrido al Gobierno es ordenar que salgan las tropas de los cuarteles a las calles.

El miedo al Ejército -que a diferencia de la policía y las fuerzas paramilitares pueden disparar a matar con impunidad- ha sido hasta ahora suficiente para poner fin a la violencia. Pero los observadores locales dicen que ese miedo terminará por avivar, en lugar de reprimir, el enfado en Srinagar y en todo el valle.

"Cuando hay descontento, traen al Ejército. Cuando hay más descontento, dan al Ejército más poder. Pero es un círculo vicioso", dice el profesor de la Universidad de Cachemira Noor Ahmad Baba.Con unos 500.000 soldados desplegados a lo largo de pueblos y ciudades, la Cachemira administrada por India es una de las regiones más militarizadas del mundo. Hasta 2009 el número de efectivos había ido aumentando sin parar desde 1989, cuando nació un movimiento separatista con la ayuda de Pakistán.

Tras el descenso de la violencia en 2006 India había venido cumpliendo las promesas hechas a la gente en su lado de la frontera, retirando lentamente a las tropas del estado. Según el Ministerio de Asuntos Interiores, unos 30.000 soldados fueron retirados de la zona en 2009. Nueva Delhi admitió el fin no oficial del activismo violento, y Cachemira se "normalizó".

Ahora, dicen los observadores, el breve rayo de esperanza se ha extinguido.

La situación parece más sombría que nunca. En una demostración de poder el Ejército indio realizó el miércoles pasado un desfile de la bandera en la zona más volátil de Srinagar, desplegando todo tipo de vehículos blindados. La policía local supuestamente confiscó cámaras de televisión y golpeó a periodistas que trataban de cubrir las manifestaciones.

Da la impresión de que este es el modo en que Nueva Delhi espera restaurar el orden en Cachemira. Mientras, el Gobierno central continúa insistiendo en que los problemas en el valle de Srinagar son maniobras de Pakistán, de gente a sueldo pagada por líderes separatistas radicales o simplemente de cualquiera que esté en el punto de mira. Un ejemplo: el secretario de Interior G.K. Pillai dijo en una reunión de alto nivel de oficiales de seguridad que los actuales problemas se deben a intereses creados y anti nacionales, y que se deben de gestionar con firmeza.

Para los habitantes de Cachemira esas ideas son una garantía de que la respuesta india fracasará. Según ellos, el Ejército ha logrado terminar con el activismo violento, pero actuando de una manera tan dura ha alienado a la gente y creado una nueva hornada de enemigos (especialmente entre la generación que creció durante la eliminación de la insurgencia, esos muchachos que hoy en día tiran piedras) que India no puede derrotar con balas.

La mayor parte de los líderes separatistas de Cachemira han sido encarcelados durante las últimas semanas, y otros, como Mirwaiz Umar Farooq, están bajo arresto domiciliario.

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