El gobernador Jerry Brown dijo en un comunicado que consultó a médicos y miembros de la Iglesia católica, que se opone a la medida.
"Al final, reflexioné sobre lo que a mí me gustaría a la hora de enfrentar mi propia muerte", dijo el gobernador de 77 años.
"No sé lo que haría si estuviera muriendo con un dolor prolongado e insoportable", dijo Brown. "Pero estoy seguro, sin embargo, que sería un consuelo tener la posibilidad de considerar las opciones que ofrece esta ley (...) Y no negaría ese derecho a nadie", acotó.
La ley convierte a California en el quinto estado estadounidense que permite el suicidio asistido tras Montana, Oregon, Washington y Vermont.
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