De esta forma, se ha sumado a la campaña 'No soy un circo' promovida por la entidad Obertament para censurar la función que critican como un atentado a la dignidad de las personas con problemas de salud mental por discriminatorio y estigmatizante.
El espectáculo, que se puede ver desde este miércoles y hasta el 2 de julio en el Port Vell de Barcelona, perpetúa la idea de que las personas con algún problema de salud mental son peligrosas y tienen que encerrarse y aislarse de la sociedad.
A su juicio, se mantienen unos estereotipos contra los que luchan desde hace años entidades de salud mental, y ha hecho un llamamiento a los organismos públicos para que sean conscientes de los efectos negativos de este espectáculo.
Han apelado a la responsabilidad de la Generalitat y al Ayuntamiento de Barcelona a la hora de ceder espacios públicos, y han valorado su compromiso para continuar luchando contra el estigma por razones de salud mental.
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