La OCU denuncia a dos juguetes conectados a internet por fallos en seguridad

  • La muñeca My Friend Cayla y el robot i-Que presentan preocupantes fallos de seguridad, según un estudio del Consejo de Consumidores Noruego (Forbrukerradet).

    Cualquiera puede tomar el control de los juguetes desde un teléfono móvil, y usarlos para hablar o grabar conversaciones.

La OCU denuncia a dos juguetes conectados a internet por fallos en seguridad
La OCU denuncia a dos juguetes conectados a internet por fallos en seguridad
M.T.
M.T.

La muñeca My Friend Cayla y el robot i-Que presentan preocupantes fallos de seguridad y ponen en riesgo la privacidad de los menores, según un estudio del Consejo de Consumidores Noruego (Forbrukerradet) del que ayer se hizo eco la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) y que, en países como Holanda y Bélgica, ya ha provocado que algunos comerciantes comiencen a retirar esos juguetes de sus tiendas.

Cayla es una muñeca interactiva que da conversación y responde al niño en tiempo real con información que saca de la enciclopedia Wikipedia, y el robot i-Que cuenta chistes, y hace y responde preguntas de todo tipo. Cayla ya se hizo famosa cuando un programa de la BBC demostró su vulnerabilidad pirateando el programa interno para que la muñeca dijera todo tipo de improperios.

El informe hace un análisis sobre la seguridad de Juguetes conectados, es decir, juguetes con conexión a Internet, que permiten a los usuarios manejarlos de forma remota. Estos juguetes plantean problemas de privacidad y seguridad, pues es bastante sencillo “hackearlos” y conseguir hablar al niño o escuchar lo que dice, con el consiguiente riesgo. 

¿Qué son los juguetes conectados? Estos juguetes con conexión a Internet:Se conectan a los smartphones a través de Bluetooth o wifi.Se pueden controlar con apps.Recogen datos para análisis y desarrollo de tecnologías de voz.Usan tecnologías de reconocimiento de voz para conseguir que el juguete “entienda” lo que el niño dice.

Las asociaciones advierten que cualquiera puede tomar el control de los juguetes desde un teléfono móvil, y usarlos para hablar o grabar conversaciones.

Además, se ha podido comprobar que cualquier cosa que el niño le diga a la muñeca se transfiere a la compañía estadounidense Nuance Communications, especializada en tecnologías de reconocimiento de voz, reservándose esta empresa el derecho de utilizar esta información con terceros y para una amplia variedad de propósitos.

También, señala OCU, se ha constatado que estos juguetes vienen con determinadas frases preprogramadas en las que se publicitan diferentes productos comerciales:El robot i-Que y la muñeca Cayla carecen casi por completo de protección contra intrusiones. Ambos se conectan mediante Bluetooth a una app instalada en la tablet o móvil, pero la conexión se puede interferir fácilmente y un extraño podría tomar el control del juguete.Las licencias de uso de los datos son excesivamente amplias y hay que tener en cuenta que los niños no son conscientes de ello y pueden revelar todo tipo de cosas, datos que pueden comprometer su seguridad y privacidad, o la de su familia.Las condiciones de uso son ilegales: los términos del servicio no cumplen la Directiva Europea de Contratos ni la de Protección de Datos.

Además, los juguetes pueden emitir mensajes publicitarios subliminales (“Mi película favorita es …”, “Me encantan las chocolatinas marca X”), sometiendo a los niños a una presión indeseada.

Por otra parte, la Confederación de Consumidores y Usuarios (CECU) ha señalado que el 53 % de los usuarios desconoce las normas de seguridad que debe cumplir un juguete y más del 40 % no sabe qué significa el logotipo que indica que no es recomendable para menores de tres años.

Estos datos se desprenden de una encuesta realizada por CECU sobre el etiquetado y la falsificación de juguetes, que forma parte del proyecto "Embárcate en un juego seguro", financiado por la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aecosan).

Cerca del 10 % ha comprado alguna vez un juguete sabiendo que era falsificado y aduce principalmente a motivos económicos; la mayoría los adquirió en bazares o tiendas multiprecio.

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