Caza descontrolada en Europa del Este

  • Las organizaciones ecologistas denuncian que el auge de la caza en los países de Europa del Este están provocando un desequilibro en el eco sistema de la zona y poniendo en peligro a varias especies protegidas.
El lince, en peligro de extinción, se usa como adorno en restaurantes o como reclamo en las cacerías para extranjeros en Albania.
El lince, en peligro de extinción, se usa como adorno en restaurantes o como reclamo en las cacerías para extranjeros en Albania.
iStockPhoto
Phil Cain | GlobalPost

(Graz, Austria). Durante el comunismo, los permisos de armas y caza estaban rigurosamente controlados en Albania. La actual profusión de armas en este país se debe a los saqueos de los cuarteles policiales y militares durante la revuelta política de finales de los años 90. Cazar para ganar dinero o como sustento es una actividad que vuelve a cobrar fuerza en Albania y en el resto de países de la ex Europa Oriental como Bulgaria, Rumanía o la ex Yugoslavia. Y no son buenas noticias para la vida salvaje de una región que constituye un crisol único de biodiversidad.

El sur de Europa Oriental acoge una amplia variedad de animales y plantas y en muchos casos ha sido una zona de refugio para especies desplazadas provenientes del norte durante la edad de hielo. Durante años, la caza era un privilegio de las élites del Partido Comunista, como los dictadores Tito o Ceausescu, que eran ávidos cazadores.

El desarrollo también llegó de manera relativamente lenta lo cual permitió la formación de una zona clave de biodiversidad, alrededor del Mediterráneo, e identificada por la ONG Conservation International. Las 34 "zonas clave" del mundo albergan la mitad de la vida (animal y vegetal) en tierra firme, pese a que sólo cubren un 1 por ciento de la superficie terrestre.

En el sur de Europa Oriental, la caza es una forma de ganarse la vida y los ecologistas temen que su aumento amenace la biodiversidad de la región y acabe con la ruta de las aves migratorias que se desplazan entre África, Asia y Europa. "En Albania no sólo está extendida la caza furtiva, al igual que en el resto de la región, sino que se practica la caza en todo el país. Y se hace a una escala que nunca se había visto antes", explica Martin Schneider-Jacoby, líder del proyecto de la ONG Euronatur, con base en Alemania.

En la práctica, en Albania no hay restricción sobre qué animales se cazan. Por ejemplo, sólo quedan unos cuantos centenares de linces y aún así, se siguen encontrando como adornos en restaurantes o como reclamo en las cacerías para extranjeros. Para muchos residentes locales no se trata de cazar por cazar. "En el mercado, puedes vender un pato por unos cinco euros. Probablemente pagas un euro por la bala, con lo cual el margen es de cuatro euros", explica Schneider-Jacoby.

Pero para realmente ganar dinero con la caza, el secreto está en recibir extranjeros: por ejemplo, los visitantes que reservan una cacería de lince a través de Derek Crane Travel pagan 240 euros diarios. El guía local cobra 100 euros al día, explica Schneider-Jacoby.

También estadísticas que demuestran el impacto de la caza en las aves migratorias: en 2006, cuando la amenaza de la gripe aviar actuó como freno para muchos cazadores, el número de aves que reposaba en las cercanías del río Buna, en Albania, creció de 200 a 9.000. "Si no se les deja un lugar donde posarse y descansar, obviamente se afecta la capacidad de reproducción", añade Schneider-Jacoby.

El beneficio económico para los cazadores es similar en otras zonas del sur de Europa del Este. Un guía puede llegar a cobrar 500 euros diarios por cazador en una cacería de osos pardos en las montañas de Transilvania. La cifra es 40 veces el promedio que gana un rumano por un día de trabajo. Por una cacería de codornices y tórtolas de un día en la región serbia de Vojvodina, el guía recibe 150 euros por cazador, 10 veces el promedio del sueldo diario de Serbia.

La caza de aves es especialmente popular entre los italianos, muchos de los cuales las envían a casa para disfrutarlas como delicatessen. Según TRAFFIC, una red que sigue las actividades del comercio de vida salvaje, cada año se cazan y se exportan ilegalmente cientos de miles de aves de Europa central y suroriental. Es un negocio que mueve 10 millones de euros anuales.

En 2003, un tribunal italiano demostró que dos agencias de turismo de caza habían ayudado durante seis años a introducir ilegalmente en Italia más de dos millones de aves cazadas en Serbia. Sin embargo, Angus Middleton, miembro de la Federación de Asociaciones de Caza y Conservación de la UE (FACE), no cree que el panorama sea tan sombrío, ya que los cazadores se imponen normas y funcionan.

"Obviamente hay problemas de caza ilegal y sobreexplotación de las zonas en las cuales participan los cazadores extranjeros. Los cazadores se imponen normas, pero las actividades ilegales corresponden a la jurisdicción de cada país", indica.

Los cazadores trabajan con los gobiernos cuando se trata de regular e imponer normas. Por ejemplo, en Rumanía, las asociaciones de caza ayudan al Gobierno a calcular la población de osos a través de informes de avistamientos. Sin embargo, según EuroNatur, este sistema puede causar una sobreestimación y aumentar artificialmente el número de ejemplares que se pueden cazar legalmente.

En Rumanía, actualmente se permite cazar 300 osos al año, pero nadie sabe con certeza si realmente hay una población de 7.000 animales, como creen las autoridades. Según EuroNatur, en Eslovenia, un estudio genético sobre la población de osos determinó que se habían sobreestimado los cálculos. Sin embargo, se ha mantenido la cuota de osos que se pueden cazar legalmente.

Mostrar comentarios