COMUNICADO: La colaboración fomenta relaciones equilibradas

Genoros@ no, gracias! mejor colaborativ@."Lo doy todo por los demás, no tengo vida propia, me cuesta decir que no, si no lo hago yo quién lo hará, me siento culpable si no cumplo mi obligación", expresiones como éstas o similares son escuchadas con frecuencia en las sesiones de terapia positiva del IEPP.La expresión externa de ese tipo de mensajes indica la existencia de pensamientos y creencias más profundas acerca del desequilibrio en las relaciones con los demás, que acaban finalmente provocando sentimientos de malestar, frustración, insatisfacción y ansiedad -en algunos casos de elevada intensidad-. Resulta paradójico observar cómo, con bastante frecuencia, el origen de estas emociones negativas se encuentra en el uso inadecuado de algunas fortalezas personales (principalmente la generosidad, aunque también suelen aparecer a menudo la capacidad de amar, el sentido de la justicia y el trabajo en equipo), por parte de las personas que acuden a pedirnos orientación y consejo cuando perciben que sus relaciones (familiares, de pareja, sociales, laborales) no son equilibradas.Es cierto que somos una especie con un largo periodo de crianza durante el cual dependemos de nuestros progenitores para sobrevivir y favorecer la aparición del comportamiento social. Este comportamiento generoso y altruista ha sido estudiado en numerosas investigaciones que muestran no sólo su posible origen genético y su base neurobiológica, sino también la clara ventaja evolutiva del comportamiento cooperativo.Y es precisamente en este último término -cooperación- donde creemos que hay que poner el foco de nuestra atención para encontrar una posible solución al aparente conflicto entre la generosidad y el egoísmo. La promoción de relaciones de mayor colaboración con nuestro entorno puede dar respuesta a nuestra necesidad de ser generosos, y a la vez evitar los peligros de una entrega excesiva que llegue a originar malestar. No se trata en ningún caso de establecer una estrategia inflexible de quid pro quo (yo te doy solo si tú me das), sino de proponer nuevas formas de relación más equilibradas y justas dentro de nuestro grupo social.Veámoslo con un ejemplo sencillo: la madre que todas las mañanas arregla sola la habitación de sus hijos puede seguir haciéndolo sin recibir siquiera un simple agradecimiento (lo cual puede provocarle cierto malestar), o plantear esa actividad como una tarea a realizar en común con sus hijos y que puede extenderse a otras estancias de la casa, incorporando incluso un carácter lúdico y divertido si lo acompaña de frases de refuerzo sobre lo bien que lo hacen o de alguna actividad paralela como cantar o bailar.Esta estrategia puede implantarse en todos los ámbitos en los que la persona participa y puede producir además una serie de beneficios secundarios en todos sus participantes:- La persona que consigue mejorar la colaboración de su entorno verá posiblemente reforzada su autoestima al haber afrontado la solución de su malestar de forma eficaz, y seguramente tendrá más tiempo para desarrollar otras actividades de su interés. - También los nuevos colaboradores pueden obtener beneficios si lo valoran desde una perspectiva positiva; aunque es cierto que ocuparán parte de su tiempo en tareas que antes no realizaban, tendrán sin embargo la posibilidad de adquirir nuevas habilidades, mejorando su autonomía y desarrollo personal en tareas que en el futuro tendrán que llevar a cabo por sí mismos.Ya nos lo avisó hace casi 2.500 años un venerable sabio griego Aristóteles cuando nos advirtió que "en el término medio está la virtud"; quizás la colaboración sea el término medio entre la generosidad y el egoísmo.Carlos Muñoz Director Delegación IEPP ValdemoroContacto: Instituto Europeo de Psicología Positiva (iepp.es) C/ Aguado 93 Portal 3 - 1ºB 28341 Valdemoro Correo electrónico: mailto:info@iepp.es Email de la autora: mailto:carlos.m@iepp.es Tellfs.: +34 91 123 35 67