Conservadores europeos muestras sus divisiones sobre los inmigrantes en Madrid

  • El presidente de la Comisión Europea insistió este jueves en Madrid sobre la urgencia de una ayuda humanitaria de Europa a los países que afrontan la crisis de los migrantes, en un congreso de los conservadores europeos que evidenciaron sus divisiones.

"La crisis migratoria que estamos viviendo no habrá acabado para Navidad, es una crisis que va a durar y tenemos que enmarcar nuestra acción en el tiempo", declaró Jean-Claude Juncker ante miembros del Partido Popular Europeo (PPE), grupo mayoritario en el Parlamento Europeo, y de dirigentes conservadores, en primera línea en esta crisis.

El congreso tuvo lugar en un momento en que buena parte de sus participantes volverán a reunirse el domingo en una minicumbre de jefes de Estado y de gobierno de países afectados: Austria, Bulgaria, Croacia, Alemania, Grecia, Hungría, Rumanía, Macedonia, Serbia y Eslovenia.

Intentarán coordinar sus acciones frente al excepcional flujo de migrantes que huyen de guerras como las de Siria e Irak.

"En Europa necesitamos también valores del corazón que olvidamos a menudo", dijo el luxemburgués Juncker, del Partido Popular Social Cristiano.

"Debemos ser conscientes de nuestra responsabilidad", añadió, apelando a una nueva "fraternidad" con África, y a la aplicación de las decisiones tomadas en materia de ayuda humanitaria.

"No hagamos declaraciones ni promesas, es urgente actuar", insistió, recordando que de los 2.300 millones de euros de ayuda comprometidos, los países miembros sólo han desembolsado 275 millones.

"Todo el que entra en Europa tiene derecho a ser tratado como un ser humano", defendió la canciller alemana, Angela Merkel, que representó a su Unión Demócrata Cristiana, y reiteró su posición habitual: acogida de los refugiados y repatriación de los inmigrantes económicos.

Justo antes, el polaco Donald Tusk había tomado la palabra para defender una línea más firme, como España: "Hemos perdido nuestra capacidad de defender nuestras fronteras", dijo el antiguo primer ministro.

"Debemos poner fin a la discusión inútil entre los que quieren defender las fronteras (...) y los partidarios de la solidaridad y la apertura", añadió ante la canciller alemana y el primer ministro húngaro, Viktor Orban.

"Los ciudadanos están listos y deseando acoger a los inmigrantes, pero también esperan al mismo tiempo que sus líderes desempeñen sus papeles de autoridades públicas", insistió Tusk.

"Los ciudadanos quieren sentirse seguros de nuevo y sólo en ese momento serán capaces de ayudar a la gente necesitada", dijo.

Orban, que defendió la necesidad de preservar la "herencia" europea, tras arremeter contra los medios que, según él, solo muestran mujeres y niños cuando el 70% de los migrantes son "hombres que parecen formar un ejército".

Pero, antes y después que él, otros subrayaron la necesidad de defender "la identidad europea", una "civilización" y una "cultura".

"La identidad, la civilización, la cultura, las lenguas europeas, ¿si no las defendemos, quién las defenderá?", se preguntó el expresidente francés Nicolas Sarkozy, presidente de los Republicanos (derecha) declarándose opuesto a una adhesión de Turquía a la UE.

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