Cultura contra la exclusión en Portobelo, antigua ciudad de ferias y piratas

  • EFE).- Luchar contra la exclusión social y contra el olvido de tradiciones ancestrales por medio de la cultura es el objetivo por el que se trabaja actualmente en Portobelo, una ciudad del Caribe panameño, otrora sede de importantes ferias y objetivo de famosos piratas.

Concepción M. Moreno

Portobelo (Panamá), 14 jul (ACAN-EFE).- Luchar contra la exclusión social y contra el olvido de tradiciones ancestrales por medio de la cultura es el objetivo por el que se trabaja actualmente en Portobelo, una ciudad del Caribe panameño, otrora sede de importantes ferias y objetivo de famosos piratas.

El Taller Portobelo, desde hace cuatro décadas, y más recientemente la Fundación Bahía de Portobelo trabajan de manera conjunta para "mejorar la calidad de vida de la comunidad a través de la cultura", explica a Acan-Efe Rui Dinis, director de La Escuelita del Ritmo, una de las ramificaciones de esta "familia", como él define a estos grupos.

"Tratamos de ser un paliativo a la decadencia social que existe, por unos motivos u otros, en donde hubo asentamientos africanos. Intentamos mantener nuestra tradición porque solo queda historia oral y se va degradando", asegura Gustavo Esquina, uno de los artistas que integra el Taller Portobelo, que hace más de 40 años fundase la fotógrafa panameña Sandra Eleta.

Portobelo, que servía en los siglos XVI y XVII como punto de partida del oro americano hacia Europa y que, por ese motivo, era una importante referencia comercial y objeto de deseo para los corsarios patrocinados fundamentalmente por la monarquía británica, es famosa en la actualidad por su Festival de Diablos y Congos, que se celebra en febrero.

Los congos son los descendientes de los cimarrones, esclavos africanos emancipados de España durante la época colonial, y esa tradición es la que Esquina pretende conservar a través de sus pinturas, en las que suele representar a los ancestros afrocaribeños, como su "Reina congo".

"Nosotros no somos los superpintores, pero sí en un momento representamos una novedad. Lo que hacemos lo hacemos con mucha entrega y gracias a eso hemos logrado sobrevivir", indica a Acan-Efe este artista, hijo de Yaneca Esquina, el más veterano y uno de los más importantes representantes del Taller fundado por Eleta y el también panameño -afincado en Estados Unidos- Arturo Lindsay.

Próximamente se abrirá en Portobelo un rincón que ayudará a preservar aún más la tradición afrocolonial, el Centro de la Cultura Congo (CCC), que dirigirá la española Lourdes Gutiérrez y en cuyo local también se radicará el taller de pintura.

Por el momento, y a la espera de la apertura de un restaurante, cuyos beneficios revertirán en la Fundación Bahía de Portobelo, la venta de productos artesanales en el CCC también servirá para continuar con la obra social que se lleva a cabo en esta ciudad atlántica.

Según relata Rui Dinis, esta organización se mueve sobre tres pilares de desarrollo, económico, social y cultural, los dos primeros con una raíz esencial, que es "apoyar a las familias que se encuentran en un círculo vicioso de pobreza y no tienen dinero para que sus hijos estudien", por lo que la fundación promueve becas.

Pero, sin duda, como detalla el director de La Escuelita del Ritmo, la piedra angular del proyecto es la cultura, ya que alrededor de 100 alumnos "de entre 5 y 79 años" acuden a ese centro, donde reciben clases gratuitas de guitarra, trompeta, saxofón o piano, entre otros instrumentos, y realizan "proyectos artísticos",

"No creemos que la música sea su futuro, pero gracias a ella tienen una opción de futuro. No es que vayan a ser músicos, pero aquí empiezan a tener ambición. Muchos padres quieren que sus hijos trabajen en restaurantes y no piensan que pueden ir mucho más allá", afirma orgulloso Dinis.

Mientras tanto juega con Rodrigo, un chaval que, a sus 6 años y pese a ser alumno de batería, guitarra y violín, tiene clarísimo que quiere estudiar para médico.

La recuperación de la cultura local es el punto que comparte con el Taller Portobelo y así, además de fabricar tambores congo, la escuela musical recuperó "un baile que había desaparecido, el saracondé", explica este lisboeta.

Muchos libros sitúan en Portobelo el ataúd marino del pirata sir Francis Drake, igual de temido en aquellas costas bajo dominio español que su colega de "profesión", Henry Morgan, quien arrasó la ciudad antes de encaminarse hacia su gran sueño, Panamá, la denominada "Taza de Oro", que destruyó en 1671.

Hoy, los dos grandes enemigos a los que quiere enfrentarse Portobelo son la exclusión social y el olvido de los ancestros. Su mejor arma para combatirlos: la cultura. ACAN-

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