Declaran en bancarrota a un exprisionero del IRA que dice ser británico

  • Un tribunal de Dublín declaró hoy en bancarrota al empresario y exmiembro del ya inactivo Ejército Republicano Irlandés (IRA) Thomas McFeely, quien dijo ser "británico" para evitar la dureza de la legislación irlandesa en los casos de insolvencia.

Dublín, 30 jul.- Un tribunal de Dublín declaró hoy en bancarrota al empresario y exmiembro del ya inactivo Ejército Republicano Irlandés (IRA) Thomas McFeely, quien dijo ser "británico" para evitar la dureza de la legislación irlandesa en los casos de insolvencia.

Durante el pasado conflicto en Irlanda del Norte, el empresario de la construcción, ahora arruinado, fue uno de los prisioneros republicanos que en 1980 participaron en las famosas huelgas de hambre para demandar estatus político al Gobierno de Londres.

McFeely, de 67 años, ha buscado ahora cobijo en las leyes británicas para declararse en bancarrota en Inglaterra y Gales y beneficiarse de la legislación al respecto.

Así, el empresario hubiese podido volver a hacer negocios y liberarse de su deuda en solo un año, frente a los doce que establece la legislación de la República de Irlanda.

Aunque un tribunal de Londres le declaró recientemente insolvente, la irlandesa Theresa McGuinness presentó ante un juzgado de Dublín una petición de anulación de aquella decisión porque, arguyó, sus intereses empresariales y su domicilio radican en Dublín.

Tras estudiar abundante documentación, el Alto Tribunal de la capital irlandesa dio hoy la razón a McGuinness, a quien McFeely debe más de 100.000 euros, a pesar de que el exprisionero aseguró durante este proceso que era ciudadano británico y que llevaba desde 2009 residiendo en Londres.

Su propia esposa, Nina McFeely, aclaró a este tribunal que la pareja ha residido junto a sus dos hijos menores en un domicilio de Dublín desde 2001.

McFeely, uno de los constructores más conocidos y controvertidos de este país, creció en la localidad de Dungiven, en el condado de Londonderry (oeste del Ulster), y pasó 53 días en huelga de hambre durante las protestas de los prisioneros del IRA contra la política antiterrorista de la entonces primera ministra británica Margaret Thatcher.

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