El Gobierno irlandés defiende la decisión de cerrar Embajada en el Vaticano

  • El viceprimer ministro irlandés y titular de Asuntos Exteriores, Eamon Gilmore, defendió hoy la decisión de cerrar la Embajada en la Santa Sede por motivos económicos, después de que la Iglesia católica de este país criticase la medida.

Dublín, 4 nov.- El viceprimer ministro irlandés y titular de Asuntos Exteriores, Eamon Gilmore, defendió hoy la decisión de cerrar la Embajada en la Santa Sede por motivos económicos, después de que la Iglesia católica de este país criticase la medida.

El Gobierno de Dublín anunció este jueves que, además de esta misión diplomática, también cancelaba sus representaciones en Timor Oriental y en Irán para poder cumplir con el plan de recorte de gastos para reducir el déficit público.

Tras conocer la noticia, el primado irlandés, el cardenal Seán Brady, dijo sentirse en un comunicado "profundamente decepcionado", al tiempo que recordó que Irlanda no tendrá representación en el Vaticano "desde que se establecieron, por primera vez, relaciones diplomáticas entre ambos Estados en 1929".

Brady aseguró que la decisión de Dublín demuestra "la poca consideración" que tiene este Gobierno hacia "el importante papel" que desempeña la Santa Sede "en las relaciones internacionales".

En declaraciones a la Radiotelevisión Irlandesa (RTE), Gilmore aseguró hoy que hubiese preferido mantener dos embajadas en Italia, una en Roma y otra en el Vaticano, pero justificó el cierre por el coste que genera su gestión.

"Es una decisión que hemos tenido que tomar con gran pesar", afirmó el jefe de la diplomacia irlandesa, quien adelantó que el cierre permitirá ahorrar unos 1,25 millones de euros al Estado.

Aunque dicha medida ha sido justificada con argumentos puramente económicos, algunos observadores quiere ver una señal más de las tensiones que han dominado las relaciones entre el Vaticano y Dublín en los últimos meses.

Éstas se han enfriado después de que el primer ministro irlandés, Enda Kenny, hiciera el pasado julio en el Parlamento nacional (Dáil) un ataque sin precedentes contra las más altas instancias de la Iglesia católica.

Entre otras acusaciones, el "Taoiseach" (primer ministro) aseguró que el Vaticano ha alentado a los obispos de este país a no denunciar los casos de curas pederastas, al tiempo que advirtió al papa de que la religión no "dirige Irlanda", donde impera la ley civil.

Kenny respondía así a la publicación de un informe sobre abusos cometidos por sacerdotes católicos en la diócesis de Cloyne, en el condado sureño de Cork, en el que se acusaba a sus dirigentes de obstaculizar la investigaciones de las denuncias y de proteger a sus miembros.

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