El "hespérides" vuelve a españa con muestras de agua afectada por fukushima


Los científicos de la expedición "Malaspina", liderada por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), han concluido en Honolulú (Hawai) la quinta etapa de su vuelta al mundo, tras registrar récords de transparencia en las aguas del Pacífico Sur y tomar muestras del océano para analizar la posible presencia de radiactividad de Fukushima.
Según recordó este martes el CSIC, la expedición partió el pasado 15 de diciembre de Cádiz. Tras parar en Río de Janeiro (Brasil) y Ciudad del Cabo (Sudáfrica), el buque culminó en marzo en Perth (Australia) la primera campaña oceanográfica española en el Índico.
Próximamente llegará a Panamá y Cartagena de Indias (Colombia). Ya ha completado más de las dos terceras partes de su vuelta al mundo, que finalizará en Cartagena (España) a mediados de julio de este año.
En su última etapa, los científicos han recogido muestras de agua para evaluar la posible presencia de radiactividad en el agua y en la atmósfera tras el accidente de la central nuclear japonesa de Fukushima.
"Se han detectado radioisótopos en la costa oeste de Estados Unidos y en Europa. Esos isótopos de cesio deben de estar entrando en el océano en cantidades pequeñas, muy lejos de los niveles que causarían riesgo para las personas. Las muestras recogidas por 'Malaspina' aportarán claves para rellenar el vacío de datos al respecto", señaló el coordinador de la expedición, Carlos Duarte.
TRANSPARENCIA RÉCORD
Por otra parte, los investigadores del "Hespérides" han registrado en las aguas de una región del Pacífico Sur la mayor transparencia medida hasta el momento en las aguas del planeta.
Sirviéndose de un radiómetro submarino, han comprobado que en esta región, situada a 13º sur, la radiación solar penetra hasta grandes profundidades. La razón fundamental, según los científicos, es la escasez de materia orgánica disuelta y de fitoplancton, formado por microorganismos que necesitan absorber la energía de la luz solar para realizar la fotosíntesis.
En concreto, el equipo de la expedición ha comprobado que la luz alcanza en esta zona los 200 metros de profundidad, cuando lo normal es que no llegue ni a los 100.

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