El inexplicable misterio del 'pasotismo dental' de nuestra sanidad pública

    • Es de lamentar que el Estado no se haya preocupado de fomentar una atención bucosanitaria básica pública y al menos asequible para la inmensa mayoría.
    • En España se ha cometido el error de considerar que el cuidado de los dientes es poco menos que un lujo, incluso en problemas no causados por la falta de higiene.
Los dentistas de Baleares recomiendan hacer una revisión oral a los escolares antes de la 'vuelta al cole'
Los dentistas de Baleares recomiendan hacer una revisión oral a los escolares antes de la 'vuelta al cole'

Tengo para mí que el modelo de negocio de Vitaldent triunfó en España, fundamentalmente y aparte de sus méritos (que los tendrán), por el 'pasotismo dental' de la sanidad pública española.

No critico a los dentistas ni me quejo ni me de la prosperidad de sus negocios. Si hacen bien su trabajo, pagan sus impuestos y hay quien quiere pagar sus tratamientos, me parece estupendo.

Pero lamento que el sector haya engordado sus ingresos sin que el Estado se haya preocupado de fomentar, por iniciativa propia o mediante la colaboración con entidades privadas, el ideal de cualquier atención sanitaria básica: que sea universal y, si no gratuita, al menos asequible para la inmensa mayoría.

Esta despreocupación se ha visto reflejada en el prolongado descontrol de las operaciones empresariales y financieras de empresas como Vitaldent, con las consecuencias que vimos ayer.Un error cultural

Partimos de un error de base, casi cultural en España, que hunde sus raíces muy atrás. ¿Por qué extraño motivo se ha considerado en este país que el cuidado de los dientes es poco menos que un lujo, algo que no tiene que ver con las necesidades básicas de la población?

Tampoco faltan los ciudadanos de a pie que atribuyen todos los problemas dentales de la gente a una higiene bucal deficiente.

Es cierto que hay que fomentar hábitos saludables, como los tres cepillados diarios y las revisiones periódicas, y que el Estado también debería hacer más al respecto.

Pero también es cierto que muchas personas, a pesar de tener arraigados todos estos buenos hábitos, arrastran multitud de problemas por distintos motivos: diabetes, accidentes, falta de absorción de calcio, efectos secundarios de las medicaciones…

Cualquiera podría atestiguar cómo un simple dolor de muelas puede provocar un cataclismo en las finanzas domésticas. A medida que pasan los años, pocos se libran de verse en la tesitura de invertir en su boca o en la de sus hijos bastantes cientos de euros, o incluso más, para no tener que escuchar la famosa frase: "Cuanto más tardes será peor" o "eso no se arregla con el tiempo".

¿Y qué haces cuando un profesional sanitario (los dentistas lo son) te suelta algo así con cara circunspecta? Muy sencillo: pasas por el aro. Pero… ¿qué ocurre cuando, aunque quieras pasar por el aro, no tienes dinero para pagar?"Aún me quedan dientes para masticar"

Abundan los que, ante la pérdida de una pieza dental o ante un molesto dolor, se lo toman con resignación y piensan: "Bueno, aún me quedan muchos dientes para masticar" o "puedo aguantar un poco más". Sin pararse a pensar en los perjuicios que la ausencia de esa pieza puede ocasionar en el resto de dentadura.

Empresas como Vitaldent prosperaron, entre otros motivos, por las facilidades de pago en unos tratamientos cuyo coste real es prácticamente desconocido. Muchas personas pudieron acceder a tratamientos que, en condiciones normales, jamás habrían podido afrontar.

Urge que la Seguridad Social comience a atender, por lo menos, los problemas que la higiene personal no consigue evitar. Es injusto que una familia tenga en endeudarse a veces durante años por un problema que, de haberse ocasionado en otra parte del cuerpo, no le costaría un euro.

Y no: la ortodoncia tampoco es es siempre una cuestión estética. Corregir desde niños una mordida cruzada, por poner solo un ejemplo que puede corregir una ortodoncia de niños, evita muchas caries futuras y hasta problemas de digestión.

Cuidar la boca no es un lujo. O no debería serlo.

Sigue @martinalgarra//

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