El inicio del Año de la Misericordia coincide con los mil días de pontificado de Francisco

¿Quién es ese? Fue una pregunta natural, mezcla de ignorancia y asombro, de millones de personas en el mundo cuando escucharon el nombre del nuevo pontífice de la Iglesia Católica: Jorge Mario Bergoglio.

Y mayor fue aún el asombro cuando conocieron el nombre que había escogido: Francisco. Nunca nadie entonces había este apelativo para ejercer como papa.

Pero las sorpresas no quedaron ahí. Nada más presentarse con tranquilas palabras al pueblo congregado en la plaza de San Pedro, pedía oraciones de los mismos feligreses, y se inclinaba en silencio para recibirlas.Una explosión en la Iglesia

Fue un mero preludio de lo que se avecinaba. Desde entonces, Francisco ha sido una explosión para la Iglesia por sus gestos, por sus formas, por el contenido de su predicación.

La predicación de Francisco se ha visto jalonada por multitud de gestos pastorales: desde llamar a su kioskero para darse de baja de la suscripción de su periódico, hasta abrazar a enfermos con graves secuelas en su rostros, pasando por la supresión de los cristales antibalas del coche que usa en sus viajes.

Ha sabido combinar la ternura con la contundencia a la hora de atacar gravísimos problemas de la Iglesia Católica, como los casos de abusos sexuales de sacerdotes a menores o las filtraciones de algunos escándalos en el Vaticano.

Al poco tiempo de haber accedido a la Cátedra de Pedro, fue elegido por la revista Time como uno de las personalidades más influyentes del mundo. Además, fue nominado para Nóbel de la Paz.

Este jueves ha inaugurado un de los grandes hitos de su pontificado, el Año Jubilar Extraordinario de la Misericordia. Con esta celebración especial, el papa Francisco quiere trasladar a todos los católicos la necesidad de ejercer la compasión y el perdón.