El "no me arrepiento" de la asesina de Carrasco también beneficia a la defensa

    • La defensa de la asesina confesa necesita convencer al jurado que no era totalmente dueña de sus actos en el momento que apretó el gatillo.
    • Penalistas consultados este periódico explican por qué esa confesión da argumentos a los fiscales, pero también a los abogados de Montserrat.

Cuando un acusado está en el banquillo, busca cualquier tipo de argumento para defenderse. Si la comisión del delito resulta inexcusable, al menos intenta mostrar arrepentimiento para atenuar la pena o para tratar de conmover al tribunal. ¿Cómo es posible, entonces, que Montserrat Martínez, asesina de la presidenta de la Diputación de León, Isabel Carrasco, afirmara con tanta frialdad ante el jurado que no se arrepiente por lo que hizo?

Hay dos posibles explicaciones, según comentan los especialistas en Derecho consultados por lainformacion.com. Una, que la madre quiere atraer sobre sí toda la responsabilidad del crimen y liberar así de responsabilidad de la hija. Otra, dejar patente ante el jurado que la personalidad de Isabel Carrasco y el acoso al que sometió a Triana provocó un trastorno mental a la asesina. "O moría ella o moría mi hija", llegó a decir Montserrat.

Pero la cuestión clave es la siguiente: ¿Cómo puede afectar un testimonio tan contundente al jurado?Estrategia muy meditada

"Aunque nos parezca sorprendente, no se puede dudar de que los abogados tienen una estrategia muy meditada, muy sopesada y coordinada", explica el experto penalista Antonio Alberca. "Es probable que quiera asumir toda la culpa para lograr la exculpación de las otras dos acusadas, principalmente su hija".

Con todo, Alberca ve poco probable que Montserrat pueda obtener algún beneficio con su sola declaración, cuya veracidad no puede acreditarse al cien por cien, tratándose de una acusada.

Pero después de escuchar este martes el testimonio de Triana Martínez, y sobre todo viendo la actitud que ha mostrado en la declaración, parece obvio que un objetivo prioritario de la defensa es disminuir al máximo la responsabilidad de la hija. El hecho de que se haya referido a su madre con un apelativo familiar o infantil ("yo quería estar al lado de mi mamá", "me dejaron ver la declaración de mamá", "mamá estaba rota") también forma parte de la estrategia procesal, según Norberto de la Mata, catedrático de Derecho Penal de la Universidad del País Vasco.

De acuerdo a De la Mata, el arrepentimiento habría sido útil para lograr una reducción de pena si la acusada lo hubiera mostrado inmediatamente después al crimen, o si hubiera mostrado voluntad de reparar. "El arrepentimiento solo tiene relevancia desde el punto de vista procesal si se hace en el tiempo oportuno".Una situación límite

Los testimonios tratan de describir que se encontraban en una situación límite. Triana ha confesado que el acoso laboral que sufrió comenzó con una proposición sexual de la víctima que no quiso responder. Montserrat aduce que otras personas que trabajaron con Isabel Carrasco se suicidaron. Según el psiquiatra forense José Cabrera "la madre tenía claro que era la vida de Isabel o la de su hija. Aunque para la acusación esa frase puede confirmar su culpabilidad, también puede ser un argumento de la defensa: confirma que padecía un trastorno delirante".

Un tribunal no tiene por misión juzgar la personalidad del acusado. No lo condena o absuelve por ser frío, tímido o irascible. La cuestión que debe determinar el jurado es si en el momento en que se cometió el crimen, el acusado estaba en plena posesión de todas sus facultades mentales. Si no tenía control en ese preciso instante, y así queda demostrado en un juicio, puede lograrse una reducción de pena mayor o menor, o incluso una exculpación.

"En 35 años de profesión he trabajado en unos 700 casos de homicidio, y nunca he visto a nadie asegurar ante un tribunal que no estaba arrepentido por lo que había hecho", ha comentado Cabrera. "Por eso creo que esa frase tiene dos caras: puede servir para la acusación, pero también para la defensa". Si Montserrat Martínez, en su delirio, estaba absolutamente convencida de que no tenía más opción que matarla para salvar la vida de su hija, ¿puede recibir la misma pena que si se hubiera tratado un asesinato a sangre fría?

La acusación puede contraatacar ante este planteamiento demostrando que hubo premeditación, un plan de fuga e incluso la utilización de un teléfono distinto del habitual para llamarse después del crimen.

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