Todavía quedan 38 personas desaparecidas, y 582 están ingresadas, 36 de ellas en estado crítico o grave, indicaron las autoridades en la red social Sina Weibo.
Las explosiones, que tuvieron lugar en dos depósitos de productos químicos el pasado 12 de agosto, provocaron una bola de fuego gigante, y aún el viernes se desataron nuevos incendios.
Las explosiones y los incendios alimentaron el temor de que se emitan elementos contaminantes al agua y el aire de la ciudad, que tiene una población de unos 15 millones de habitantes, y se encuentra a unas dos horas en coche de Pekín.
El Gobierno chino se comprometió a llevar a cabo una "rigurosa" investigación sobre las causas de la tragedia.
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