El papa celebra una Navidad ensombrecida por la violencia y los dramas migratorios

  • El papa Francisco hará este viernes llamamientos a la reconciliación tras un año marcado por la ola migratoria a los países más ricos y las amenazas yihadistas mundiales.

El sumo pontífice se dirigirá a las 11H00 GMT a los fieles desde el balcón central de la Basílica de San Pedro para la tradicional bendición "Urbi et orbi", una ocasión solemne que los papas aprovechan cada año para denunciar las contiendas bélicas y las injusticias en el mundo.

Las guerras en Siria, Irak y África, las persecuciones de los cristianos de Oriente, las amenazas medioambientales y el respeto a los inmigrantes que huyen de sus países por tierra y mar serán algunos de los temas que probablemente abordará.

Sin ir más lejos, el jueves 370 migrantes desesperados por llegar a Italia han sido rescatados en las costas de Libia, pero otros 18 se ahogaron en las de Turquía.

La violencia y el miedo a atentados es un denominador común este fin de año en diversas regiones del mundo.

En Somalia, el gobierno prohibió las celebraciones navideñas alegando que podrían suscitar ataques de los islamistas shebab.

El miedo ha calado en Europa, y no sólo en París, donde varios atentados reivindicados por el grupo yihadista Estado Islámico (EI) causaron 130 muertos en noviembre.

En los alrededores del Vaticano se veían menos peregrinos que otros años. El temor ha provocado la anulación de viajes.

Los propietarios de los restaurantes se quejan de una temporada poco boyante pese al "Jubileo de la misericordia" abierto el 8 de diciembre. Las inmediaciones del Vaticano están tomadas por soldados, gendarmes y policías.

En su homilía de la Misa del Gallo en una Basílica de San Pedro abarrotada Francisco exhortó a los 1.200 millones de católicos a ser justos y a ahuyentar el miedo.

"En una sociedad frecuentemente ebria de consumo y de placeres, de abundancia y de lujo, de apariencia y de narcisismo, Él nos llama a tener un comportamiento sobrio, es decir, sencillo, equilibrado, lineal, capaz de entender y vivir lo que es importante", añadió el papa fiel a su estilo claro y franco.

Tampoco abundaban los peregrinos extranjeros en Belén, donde la misa se celebró en la Basílica de la Natividad en la que nació Jesús, según el Evangelio. Horas antes cuatro palestinos eran abatidos en la Cisjordania ocupada.

El patriarca latino de Jerusalén, Fuad Twal, quiso dedicar la misa a las víctimas del "terrorismo, esta ideología mortífera que extiende la barbarie" e invitó a cada parroquia a apagar cinco minutos las luces del árbol de Navidad en señal de solidaridad.

En noviembre el papa argentino ya había denunciado un mundo que no tomó la senda de la paz.

"Habrá luces, habrá fiestas, árboles iluminados, también pesebres... ¡todo falsificado!: el mundo sigue haciendo la guerra", denunció Francisco, quien considera que el mundo vive "una tercera guerra mundial a pedazos".

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