El partido de Mubarak se prepara para su resurrección en Egipto

  • El ex aparato político de Hosni Mubarak está renovando su imagen en un intento de regresar a la escena política con imagen renovada. Mientras tanto, varios activistas detenidos han denunciado maltrato por parte del Ejército en cuyas manos está el Gobierno interino de Egipto.
La Internacional Socialista expulsa al partido de Mubarak
La Internacional Socialista expulsa al partido de Mubarak
Jon Jensen, El Cairo (Egipto) | GlobalPost

En los dos meses caóticos que han transcurrido desde la revolución que derrocó al presidente Hosni Mubarak, los egipcios han ansiado desesperadamente el retorno de algún atisbo de estabilidad.

Han conseguido algo de lo que querían cuando a finales del mes pasado el maltrecho mercado de valores de Egipto finalmente volvió a registrar ganancias después de perder casi 12.000 millones de dólares durante la revuelta. Y en cuanto a seguridad, la situación parecía esperanzadora, con las fuerzas de Policía que regresaron a las calles del país sin ley.

Pero los egipcios también han comenzado a presenciar la clase de cosas que esperaban no volver a ver, aquellas con las que estaban familiarizados tras tres décadas de gobierno autocrático de Mubarak.

Varios detenidos han presentado denuncias de tortura a manos de los venerados militares del país, que asumieron el poder provisionalmente a raíz de la salida de Mubarak. Un popular bloguero fue detenido en su casa, acusado al parecer de publicar una crítica mordaz sobre la actuación del Gobierno interino de Egipto. Amnistía Internacional también se hizo eco recientemente de la denuncia de varias mujeres detenidas por el Ejército post Mubarak que aseguraban haber sido sometidas a "pruebas de virginidad".

Ahora, incluso el propio Partido Nacional Democrático de Mubarak(PND) -ampliamente criticado por su corrupción y por el uso de la intimidación para mantener el control en Egipto durante más de 30 años– se mantiene en silencio, reagrupándose para preparar su retorno a la escena política.

Miles de egipcios se reunieron en la plaza Tahrir de El Cairo de nuevo en un evento anunciado como "Salvar el Día de la Revolución", exigiendo el fin de la corrupción y el desmantelamiento completo del Partido Nacional Democrático, o PND.

Algunos analistas creen que los remanentes del antiguo partido político de Mubarak, que registra unos dos millones de miembros, podrían ser un fuerte competidor en las elecciones parlamentarias que se celebrarán en el país, que están previstas para el mes de septiembre.

Con el PND potencialmente preparado para un regreso, los revolucionarios frustrados de Egipto ahora están preocupados de que las ganancias que tanto les ha costado conseguir se vayan escapando poco a poco. Y muchos tienen miedo de que los vestigios del antiguo régimen de Mubarak vayan progresivamente llenando de nuevo el vacío.

"Queremos poner fin a la corrupción y que el PND desaparezca de Egipto por completo", explica Ahmed Bakry, de 21 años, estudiante de ingeniería que se concentró en Tahrir.

El PND parecía estar sumido en el caos durante los primeros días de la revolución de Egipto, cuando los manifestantes enfurecidos incendiaron y destruyeron varios edificios de oficinas del partido - incluyendo su sede de El Cairo, a lo largo del río Nilo.

De hecho, poco después de la expulsión de Mubarak el 11 de febrero, la mayoría de los principales dirigentes abandonó el partido.Algunos miembros del PND -incluyendo el magnate del acero Ahmed Ezz- fueron detenidos por cargos de corrupción. El gobierno de transición dirigido por militares dio un golpe de efecto al prohibir viajar a otros muchos pendientes de investigación.

Sin embargo, el PND sigue siendo un activo -si no el mayor- en la política egipcia."Hemos pedido disculpas por la corrupción que ha habido en el pasado y hemos despedido a todos los miembros acusados de abuso de poder", afirma Mohamed Ragab, el actual jefe del PND. "Ahora estamos avanzando, nos estamos reconstruyendo con caras nuevas. Y nuestros miembros leales quieren que regresemos a las calles de inmediato".

A pesar de las renuncias de algunos de los más altos cargos públicos, Ragab insiste en que el apoyo popular hacia el partido sigue siendo fuerte.

En el reciente referéndum constitucional en Egipto, el 80 por ciento de los votantes aceptó las enmiendas, acelerando efectivamente el proceso hacia las elecciones legislativas y presidenciales. De hecho, el Ejército -que controla la transición hasta las elecciones de septiembre- ya ha incluido las enmiendas en una Constitución provisional, de forma que permitirá la participación de más representantes de la oposición.

Los observadores advierten que con menos tiempo para que los nuevos partidos políticos puedan movilizar apoyos, cuando se vote en Egipto el referéndum el PND tendrá una clara ventaja en las próximas elecciones con sus redes de trabajo ya establecidas. Incluso en la post-revolución de Egipto, la influencia del PND se mantiene fuerte debido en parte a las anteriores tres décadas de gobierno sin oposición, especialmente fuera de la capital.

"Ragab está jugando con la idea de que el PND todavía es fuerte en las provincias de Egipto, lejos del liberal El Cairo", dice Mohamed Abdelleh, un ex líder del PND. "El apoyo tribal para el PND, donde las familias están conectadas con los líderes locales, podría ser enorme. Los votantes de fuera de El Cairo representan una enorme porción de la tarta".

Incluso con una amplia base de apoyo, el PND se enfrenta a muchos retos en el futuro.Después de la revolución, los desacuerdos sobre la dirección y el mensaje que debía transmitir el PND provocaron la dimisión de varios de los miembros que habían sido nombrados con la misión de reformar el partido.

Abdelleh y otros líderes abandonan, diciendo que se está haciendo poca cosa para combatir la percepción pública negativa que hay sobre el partido.

"El cambio de nombre debería ser innegociable. Por el bien de la población egipcia, es necesario tener nuevos colores, un nuevo logotipo y un nombre nuevo", opina Maged Al-Sherbeeny, un ex líder del PND, que abandonó el partido en marzo. "El PND ha quedado grabado en las mentes de la gente como un símbolo de la corrupción".

Dejando a un lado los problemas de imagen, los activistas políticos en Egipto dicen que su mayor temor es que un resurgimiento del antiguo partido de Mubarak daría a las fuerzas contrarrevolucionarias una vía para volver al poder.

Sin embargo, Ragab niega que él o cualquier miembro del PND haya tenido comunicación con el expresidente, quien está supuestamente bajo arresto domiciliario en la ciudad turística de lujo de Sharm el-Sheikh.

Se han presentado varias demandas contra el PND, que buscan desmantelar jurídicamente el partido para siempre.

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