El periódico "cermi.Es semanal" analiza el desarrollo de la ley de integración de personas con discapacidad en su 30 aniversario


El periódico ‘"cermi.es semanal"- órgano de expresión del Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (Cermi)- analiza el desarrollo de la Lismi en su 30 aniversario, como “referente” para el reconocimiento de los derechos de las personas con discapacidad.
En este sentido, personas que formaron parte de los comienzos y la creación de la ley, como el presidente de Cocemfe, Mario García; y el exdirector de Feaps y actual delegado del Cermi de Estrategia y para el Tercer Sector, Paulino Azúa, exponen en sendos artículos su visión de esta normativa.
La Lismi fue aprobada hace 30 años por el Parlamento español, por iniciativa de diputado por Barcelona, Ramón Trías Fargas, creada como la primera ley dedicada “exclusivamente” al amplio sector de las personas con discapacidad; y, durante muchos años, ha sido la referencia "fundamental" en el mundo político, asociativo y empresarial para el reconocimiento de los derechos de millones de personas.
Para el presidente de Cocemfe, Mario García, esta ley sentó las bases para la adopción de políticas públicas de discapacidad, añadió nuevas prestaciones sociales y económicas a los planes de ayudas existentes, y sirvió de guía para el desarrollo del sistema legislativo en el ámbito de la discapacidad. Sin embargo, reconoce que ahora se hace “necesario” renovarla, "aunque siempre conservando su esencia".
Así, indica que el "principal" cambio que requiere la legislación española es asegurar su cumplimiento; mantener políticas activas de empleo; fomentar la especialización de la oferta formativa y potenciar el trabajo de las entidades de intermediación o el autoempleo dentro del colectivo de personas con discapacidad, la economía social y el desarrollo de las pequeñas y medianas empresas.
Asimismo, afirma que la nueva norma deberá dar un impulso a la regulación de las Agencias de Colocación que colaboran con los Servicios Públicos de Empleo, acelerando su implantación en todas las Comunidades Autónomas y la especialización en colectivos con menos posibilidades de inserción (mujeres con discapacidad, personas gravemente afectadas o residentes en el medio rural).
Por su parte, el exdirector de Feaps y actual delegado del Cermi de Estrategia y para el Tercer Sector, Paulino Azúa, destaca la falta de compromiso económico con la que se enfrentó en un primer momento esta ley; así como la falta de una implantación autonómica.
Para él, esta ley tenía un enfoque asistencialista, orientada a la rehabilitación y a la creación de servicios y no contemplaba como hoy ni la autodeterminación ni la autonomía de la vida ni la perspectiva de género o la accesibilidad universal.
Sin embargo, "eso no le quita valor a lo que supuso en su momento", de hecho, reconoce, "la arquitectura de la discapacidad ha descansado durante los últimos veinte años en la Lismi y casos como el empleo protegido se basa en varios de sus artículos".
"Es en definitiva, una ley a la que el paso del tiempo le ha dejado su marca, pero fue una Ley muy importante y necesaria. Sin ella, la situación de las personas con discapacidad en España sería hoy distinta, y seguramente peor", concluye.

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