El Plan de Retorno Voluntario para Inmigrantes en paro tienta a muy pocos

  • Pensado inicialmente para unos 100.000 inmigrantes, el Plan de Retorno Voluntario lanzado por el Gobierno en 2008 sólo ha tenido hasta el momento unos 11.500 beneficiarios. Muchos de los extranjeros residentes en España que están sin trabajo no reúnen los requisitos o si lo hacen no pueden afrontar el coste, material y emocional, de iniciar una nueva vida en su país de origen.
El desempleo sigue subiendo en España
El desempleo sigue subiendo en España
Laura Pintos

Gladys F. es paraguaya y lleva ocho de sus 48 años en España, donde ha trabajado como empleada doméstica. Desde hace casi un año está sin ocupación y ha decidido volver a su país de origen, pero nunca ha cotizado en la Seguridad Social y por tanto no puede acogerse al Plan de Retono Voluntario del Gobierno. Celso H., de 34 años, se ha quedado en el paro gracias a la crisis del sector de la construcción y, si bien le corresponde el subsidio, el dinero no le alcanza para pagar sus deudas en España y regresar a Ecuador con un resto para iniciar allí un microemprendimiento que lo ayude a reinsertarse en una tierra en la que ya no le queda nada.

Son dos historias de las muchas que se escuchan en torno a un plan que nació con grandes expectativas alentadas por los efectos de la crisis económica, pero que poco a poco ha ido menguando su atractivo hasta quedar como una opción sólo para una minoría de los inmigrantes que quieren, y además pueden, dejar de serlo.

La iniciativa, que entró en vigor en noviembre de 2008, cuando ya se había impuesto la actual crisis económica, fue pensada para asistir a unos 100.000 extranjeros residentes en España que se queden en el paro, según anunció entonces el ministro de Trabajo, Celestino Corbacho. Sin embargo, a un año y medio de su puesta en marcha y pese a que el empleo sigue cayendo en picado y los inmigrantes constituyen uno de los sectores más afectados por esta situación, sólo unas 11.500 personas han podido aprovecharla.

El Plan de Retorno Voluntario ofrece la posibilidad de cobrar en forma anticipada el abono acumulado correspondiente al subsidio por desempleo, con la condición de no regresar a España en los siguientes tres años. El pago se hace en dos partes: un 40 por ciento aquí y un 60 por ciento en el país de origen.

El Ministerio lleva más de 111 millones de euros invertidos en este apartado, disponible para los 20 países, en su mayoría latinoamericanos, con los que España tiene suscritos acuerdos en materia de seguridad social. A diciembre pasado, las nacionalidades que más se habían acogido al plan eran ecuatorianos (4.934), colombianos (1.952), peruanos (1.088) y argentinos (1.050).

Sin embargo, desde las asociaciones de inmigrantes se asegura que hay más personas interesadas en retornar a su país de origen que no encuentran suficiente ayuda para hacerlo y por tanto no pueden afrontar los costes derivados de la liquidación de sus deudas en territorio español y el inicio de una nueva vida al otro lado. Además, no están dispuestas a renunciar tan fácilmente a su permiso de residencia y de trabajo en España, y también a su arraigo en el país, aún con las dificultades que encuentren para subsistir. Varias incluso han agotado la prestación por desempleo mientras intentaban encontrar un nuevo puesto.

"Es sin duda un tema económico y de acompañamiento", sostiene Serge Laurens, presidente de la Federación de Asociaciones de Colombianos en España (Fedacoe).

A su juicio, el plan "no es nada apetitoso", ya que supone renunciar a volver a España durante tres años, no contempla a quienes no han podido cotizar a la Seguridad Social o lo han hecho durante poco tiempo y no se combina en todos los casos con "programas para retornados en sus países de origen, donde a veces el inmigrante no conserva vínculos o no encuentra respaldo para iniciar una actividad porque lleva años fuera".

Vladimir Paspuel, presidente de la Asociación Hispano Ecuatoriana Rumiñahui, añade otro factor a tener en cuenta. "Hay que considerar el marco histórico y global, que indica que la mayor parte de los planes de retorno no funcionan en ningún lugar del mundo", indica. La razón fundamental es, según explica, que la gente echa raíces donde vive y tiende a quedarse. Prefiere estar mal aquí que estar mal allí".

Paspuel coincide en señalar como el principal escollo del plan el hecho de que impida regresar a España durante tres años, y destaca que al finalizar ese plazo se necesita una oferta de trabajo para volver, "algo muy difícil de conseguir como ya han comprobado los propios inmigrantes".

También apunta al fuerte vínculo que los extranjeros residentes han establecido con España. "Aquí tienen su vida, llevan años. Muchos tienen hijos con nacionalidad española que no quieren irse al país de sus padres, por eso la gente prefiere aguantar y, en todo caso, hay más movilidad interna y europea por la crisis que hacia los lugares de origen", puntualiza.

De momento, Gladys F. y Celso H. seguirán aquí, buscando trabajo mientras esperan que las continuas predicciones que hablan del fin de la crisis se cumplan de una vez y España vuelva a ser el destino soñado para ellos y sus familias.

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