El potro "Paquito": del matadero a la vida en libertad

  • El potro "Paquito", que pasó su primer año de vida encerrado entre cadáveres de caballos en descomposición mientras su dueño veraneaba tranquilamente, ha cambiado un siniestro y corto futuro por una mejor esperanza de vida, gracias a un grupo de voluntarios especializados en salvar caballos maltratados.

Beatriz Pérez Ruiz

Madrid, 4 sep.- El potro "Paquito", que pasó su primer año de vida encerrado entre cadáveres de caballos en descomposición mientras su dueño veraneaba tranquilamente, ha cambiado un siniestro y corto futuro por una mejor esperanza de vida, gracias a un grupo de voluntarios especializados en salvar caballos maltratados.

"Paquito" apenas podía sostenerse en pie durante el trayecto en el camión de la asociación Salva un Caballo que le rescató hace dos meses de una muerte segura por desnutrición tras una intervención del Seprona, pero hoy se recupera con la alimentación y los cuidados médicos facilitados por estos especialistas en recuperación de equinos con problemas.

El potro es uno de los 16 animales que llegaron a la dehesa de esta organización en la localidad madrileña de Bustarviejo, la mitad de los cuales aún están en rehabilitación.

Según ha recordado a Efeverde el domador Fernando Noailles, los agentes especializados de la Guardia Civil encontraron "verdaderos esqueletos con piel en medio de cadáveres de otros caballos en descomposición".

Su caso no es único, sino más bien al contrario: es muy similar a las historias de "Lawrence", "Keko" o "Persia", entre otros animales que hoy se recuperan en libertad con el apoyo de las donaciones y el trabajo de voluntarios y a la espera de ser adoptados o, al menos, apadrinados.

La organización, que busca ofrecer a los animales unas condiciones de vida dignas y sin sufrimiento, nació cuando varios amigos se juntaron para hacerse cargo de una treintena de equinos cuyo dueño no podía alimentar y tampoco vender, ha explicado a Efeverde el domador Fernando Noailles, uno de los responsables.

"Eran animales en muy buen estado, guapos, muy fáciles de entregar en adopción y nos procuraron un aluvión de peticiones", pero hoy, con otros tantos caballos rescatados en pésimo estado de salud y "tras el entusiasmo inicial que ya ha pasado", el grupo "pide ayuda a gritos".

Por ello, Salva un caballo ha puesto en marcha, además del método habitual de donaciones, un sistema de "teaming y micro-donación" que ya cuenta con medio centenar de participantes para donar un solo euro mensual: algo "asequible para todo el mundo y enormemente útil para ofrecer una vida justa a los caballos".

El grupo cuenta con la ayuda de veterinarios que envía la Comunidad de Madrid, además de las donaciones de herramientas y alimentos de empresas privadas y el trabajo de entre seis y ocho voluntarios.

La inversión necesaria para recuperar un animal maltratado oscila entre los 1.500 y los 2.000 euros, dependiendo del tiempo de cuidado -entre tres y seis meses-, de la edad del ejemplar y del estado de desnutrición.

Noailles denuncia que muchos maltratadores prefieren dejar morir de hambre a los animales antes que darles un fin rápido en el matadero por razones económicas: "Si al abrir al caballo encuentran tumores, melanomas o cualquier signo que haga que la carne no se pueda comercializar, el dueño tiene que pagar los gastos al matadero y no le compensa", explica.

Salva un caballo aspira a encontrar un hogar para cada animal, no tienen ningún problema en enviar los caballos a granjas escuela u otros lugares "con fines didácticos" y, de hecho, ya ha cedido cuatro ejemplares a la facultad de veterinaria de la Universidad Alfonso X el Sabio, donde "están como en un hotel de cinco estrellas".

Eso sí, la vigilancia continúa una vez entregados porque "es especialmente importante evitar que el caballo adoptado se venda o se dedique a actividades reproductivas o comerciales".

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