El temporal siembra de destrozos la costa cántabra y barre paseos y puertos

  • El temporal que azota la cornisa cantábrica ha dejado barandillas arrancadas, muros derribados y playas prácticamente desaparecidas, un auténtico reguero de destrozos por toda la costa de Cantabria que se ha cebado con paseos y puertos, y no ha respetado tampoco chiringuitos y quioscos.

Santander, 2 feb.- El temporal que azota la cornisa cantábrica ha dejado barandillas arrancadas, muros derribados y playas prácticamente desaparecidas, un auténtico reguero de destrozos por toda la costa de Cantabria que se ha cebado con paseos y puertos, y no ha respetado tampoco chiringuitos y quioscos.

Olas de más de diez metros, aliadas con la pleamar, han provocado de madrugada los principales estragos, que los cántabros han descubierto atónitos al salir esta mañana de sus casas.

Los servicios de protección civil ya habían alertado de que la comunidad iba a estar en alerta roja por el oleaje durante toda la noche, pero muchos aseguran que pocas veces habían visto un temporal con unos efectos tan devastadores.

La playa del Sardinero, en Santander, y el paseo adyacente han amanecido hechos un revoltijo de piedras, agua, arena, barandillas derribadas, y bancos, papeleras, árboles y trozos de farolas arrancados.

El mar se ha adentrado por las calles adyacentes y, a su paso, ha derribado algunos de los muros que cercan los edificios cercanos, ha arrastrado algunos vehículos y otros han quedado cubiertos de un rastro de arena que atestigua hasta donde avanzó el agua.

No se han salvado de su furia las cafeterías, supermercados y chiringuitos situados en primera línea de playa porque las olas han roto puertas y cristaleras y han anegado su interior.

Incluso la fuerza del oleaje ha arrancado un quiosco de helados y lo ha desplazado varios metros.

Es, en general, la misma imagen que se han encontrado los cántabros que se han acercado a curiosear por los puertos, playas y paseos marítimos de todo el litoral regional, desde San Vicente de la Barquera hasta Castro Urdiales, porque ningún punto se ha librado del embate de las olas, que han sobrepasado ampliamente los ocho metros esperados y han llegado a superar los diez y once metros.

En Laredo, por ejemplo, el oleaje ha horadado la base de los diques del puerto y se han registrado desperfectos en los muelles, en la sede de la cofradía de pescadores, y en un restaurante del que ha quedado poco más que la estructura.

En Castro Urdiales, las olas han tomado el paseo marítimo arrastrando barandillas, tapas de alcantarillas y mobiliario urbano, y provocando daños en el pabellón de actividades náuticas.

En Suances, la playa de Tagle se ha quedado sin arena, en la de Los Locos ha arrancado el cierre de la terraza de un chiringuito y en la de La Concha ha derribado muros del paseo marítimo.

No lejos de allí, en Comillas la furia del mar se ha llevado toda la pasarela de la playa, las duchas y parte de la barandilla, y el agua también se ha adentrado en las bodegas de los pescadores.

En San Vicente de la Barquera se repite el reguero de pasarelas y duchas destrozadas en la playa, unido a daños en el club de remo, en algunas embarcaciones y en el paseo marítimo.

Los alcaldes de estos ayuntamientos no alcanzan a describir los destrozos, unos dicen que nunca antes habían visto un temporal igual, otros hablan de una "gravedad inusual" y otros de una noche "terrorífica".

Pero todos se alegran de que no haya habido daños personales y se proponen restablecer cuanto antes la normalidad tras un temporal cuyas consecuencias económicas aún es pronto para evaluar.

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