El último rezo en las montañas sagradas de la India

  • Con santuarios a 3.000 metros y el nacimiento de dos ríos sagrados hindúes, el estado de Uttarakhand alberga algunos de los más destacados enclaves de peregrinaje de la India, pero hoy las víctimas miran a Dios para explicarse la catástrofe.

Igor G. Barbero

Dehradún (India), 29 jun.- Con santuarios a 3.000 metros y el nacimiento de dos ríos sagrados hindúes, el estado de Uttarakhand alberga algunos de los más destacados enclaves de peregrinaje de la India, pero hoy las víctimas miran a Dios para explicarse la catástrofe.

En el hospital Himalayan, cerca de la capital regional, Dehradún, han sido ingresados la mayoría de los pacientes rescatados de las inundaciones que devastaron la zona a mediados de junio.

Allí se recupera Prasha Devi, oriunda de Kedarnath, el espectacular valle en el que las violentas lluvias monzónicas han segado tres cuartas partes de las cerca de 900 vidas y en cuyos lodos permanecen seguramente escondidos cientos de cadáveres más.

Abuela a sus 48 años, Devi consiguió llegar esta semana a territorio seguro después de atravesar en seis ambulancias distintas carreteras que habían quedado gravemente dañadas.

La mujer estaba en su tienda de refrescos cuando la ola gigante se zampó el inmueble.

Ella, igual que su marido y un cuñado, fue a parar al río, pero tuvo la suerte de ser rescatada, al contrario que sus seres queridos.

"Los golpes recibidos le causaron una hemorragia interna. Tiene dificultades para hablar y comprender y una cierta parálisis", explica a Efe un pariente político, Vivender Kumar.

"Creo que la razón de esta catástrofe es que Dios no estaba contento con nosotros. Antes Kedarnath era un lugar tranquilo, ahora se ha convertido en un sitio muy turístico. Hay gente que viene incluso a pasar la luna de miel", lamenta.

Mejor suerte que Devi tuvieron Ratham Bratam y su esposa, habitantes de la ciudad de Uttarkashi.

Ella resultó herida al intentar cruzar una carretera afectada y aunque una gruesa cicatriz le atraviesa la cabeza y su mente está ausente por la conmoción de la tragedia, el golpe no ha dejado daños mayores que lamentar.

También la casa de ambos está aún en pie, pero no así los cultivos, que en esa y otras muchas zonas aledañas se han perdido completamente.

"A menudo a los pacientes les cuesta hablar. Hemos preparado un equipo de especialistas porque muchos tienen traumas psicológicos", asegura a Efe Sumedha Attri, asistente de dirección en el hospital Himalayan.

Según Attri, "la mayoría de los pacientes están estables" y solo cinco de los más de tres centenares que han atendido en su centro "entraron en condición crítica".

"A uno le tuvimos que amputar las piernas, otro murió esta semana porque su diabetes no fue tratada a tiempo", desgrana.

Entre las situaciones frecuentes se encuentran lesiones ortopédicas, fracturas o inanición.

"Algunos tuvieron que caminar mucho o estuvieron mucho tiempo en la montaña hasta que fueron rescatados. Hay un caso de una mujer que sobrevivió tras tres días seguidos en el agua", agrega, por su parte, el doctor Shiva Bharta, natural del estado sureño de Andhra Pradesh.

Bharta estuvo los últimos días en Uttarakhand como integrante de un equipo de médicos enviado por el gobierno de su región, algo que ha sido emulado por muchos otros estados con el objetivo declarado de ofrecer una atención más próxima a los peregrinos.

Uttarakhand, en cuyas montañas ven la luz los ríos sagrados Ganges y Yamuna, es una de las regiones más punteras en turismo religioso y en estas fechas las lomas de sus Himalayas fronterizos con China y Nepal son frecuentadas por decenas de miles de fieles.

Según una fuente oficial, el estado acoge al año a más de un millón de peregrinos del resto de la India que dejan a la economía local entre 15.000 y 20.000 rupias cada uno (250-333 dólares).

Una importante fuente de ingresos que, en opinión de las agencias de viajes autóctonas, menguará drásticamente en los próximos años.

"Se perderán turistas. De hecho, muchos clientes ya han dicho que no quieren venir a Uttarakhand. (Las zonas catastróficas) estaban poco desarrolladas, ahora con la rehabilitación todo llevará más tiempo", opina a Efe Rina Neghi, administradora de la agencia Tour Operator, con sede en Dehradún.

Pero hay quien también cree que de todo se extrae una lección.

"Los caminos para el peregrinaje son muy malos. No aguantan, no tienen capacidad y encima si llueve se vuelven más peligrosos", critica la activista británica Jodie Underhill, de la ONG Waste Warriors.

"Se debería restringir el peregrinaje de este tipo, para evitar masificaciones. Que se peregrine a estos sitios una vez en la vida y no cada año", sentencia. EFE

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