El viento, gran enemigo de la primera aventura rutera: montar el campamento

  • La primera gran aventura anual de la Ruta BBVA es, por excelencia, el montaje de su campamento y en esta vigésima novena edición del programa académico-cultural esa tarea se complicó por el fuerte viento que sopla y caracteriza a la Reserva Nacional de Paracas.

Concepción M. Moreno

Paracas (Perú), 23 jun.- La primera gran aventura anual de la Ruta BBVA es, por excelencia, el montaje de su campamento y en esta vigésima novena edición del programa académico-cultural esa tarea se complicó por el fuerte viento que sopla y caracteriza a la Reserva Nacional de Paracas.

Después de tres días cargados de actividades académicas y de emprendimiento y de dormir dentro de un edificio de la Escuela Naval de Perú, en Lima, los expedicionarios de la Ruta BBVA afrontaron con entusiasmo su reto iniciático.

"Es una aventura y no sería tal si no tenemos un poco de acción. Veo esto divertido y entretenido, pues entre todas juntas tenemos que armar la carpa", justifica a Efe Adalis García, rutera venezolana, que se considera "abierta a lo que venga" cuando se le pregunta por sus expectativas en este programa educativo.

Tras visitar el sitio arqueológico de Pachacámac, que habitaron de forma sucesiva las culturas Lima, Wari, Ychma e Inca, los ruteros afrontaron un viaje de más de cinco horas en autobús para alcanzar el emplazamiento de Playa Yumaque, en plena Reserva Natural.

Para Jesús Luna, jefe de campamento de la Ruta BBVA, este es "el primer día de aventura, ese en que los expedicionarios van a tomar contacto con el medio y van a ver cómo se levanta un campamento"

"A partir de ahora, sobre todo va aumentando el contacto con la naturaleza, las marchas, la altitud, el clima va a ser más frío y esto será un elemento motivador y de reto para que cada uno de ellos pueda superar esas dificultades a través del esfuerzo, el compañerismo y sobre todo la solidaridad", recuerda a Efe Luna.

La Reserva Nacional de Paracas, situada en la península de Paracas y que se extiende por 335.000 hectáreas, 217.594 marinas y 117.406 terrestres, en el departamento peruano de Ica, fue nombrada tal en 1975 como el refugio de aves y fauna marina que es.

El viento es una de sus características más claras y, por tanto, no es de extrañar que, junto a los cerros y las dunas que recibieron a los jóvenes, también una fuerte corriente de aire lo hiciera, complicando el montaje del campamento de este año.

Separación de tiendas de campaña para chicos y chicas; tres personas para dormir por cada carpa; dos grupos de limpieza diarios y rotatorios para mantener las instalaciones; baños químicos para mentalizar a los jóvenes del impacto del ser humano sobre el medioambiente, son algunas de las características del campamento.

El montaje de las telas y las varillas que darán cobijo durante dos noches a los expedicionarios se convirtió en una ardua tarea, como reconoce a Efe la rutera peruana Carla Rojas, quien dice que "no es tan fácil como parece", pero también que el hecho de trabajar en equipo ayuda a seguir adelante.

De idéntica forma opina Marta Barba, que representa a Madrid en esta edición de la Ruta BBVA. Según esta joven, la tarea sale adelante gracias a la labor de los monitores y a la colaboración de las demás integrantes del grupo.

Barba no dudó en reconocer que, en su primer viaje a Suramérica, ha descubierto que esta región "no tiene nada que ver con la cultura o el estilo de vida" de los europeos y que "convivir con gente de otros países te ayuda mucho".

Y a la espera de que, en estos días de estancia en uno de los lugares más peculiares de la tierra, por cuanto se ve afectado por la denominada corriente de Humboldt (provocada por el ascenso de aguas profundas y gélidas y cuyo nombre procede del naturalista alemán Alexander von Humboldt), conozcan más sobre la aridez del terreno, la fauna marina y las aves que lo habitan, ya se han topado con el viento y, de momento, han ganado la batalla.

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