Cómo no caer

La peligrosa 'llamada fría' que estafa a inversores hasta dos millones de euros

Agentes de la Policía Nacional han desmantelado un nuevo chiringuito financiero que operaba desde Madrid y defraudaba mediante técnicas de negociación de alta frecuencia. 

Desmantelado un “chiringuito financiero” que defraudaba mediante técnicas de negociación de alta frecuencia.
Desmantelado un “chiringuito financiero” que defraudaba mediante técnicas de negociación de alta frecuencia.
Policía Nacional

Todo empezó en una comisaría de Vigo a la que llegó un inversor asegurando que le habían estafado los 38.000 euros que había invertido en lo que ahora se sabe es una empresa que prestaba servicios de inversión ilegales, lo que se denomina un "chiringuito financiero", que operaba en Madrid y que llegó a estafar más de dos millones de euros a ciudadanos de toda España a los que hacían perder todos sus ahorros en diez minutos. Su caso no es el único que se ha encontrado la Policía Nacional que empezó a tirar del hilo hasta encontrar a más víctimas de una estafa que según pasen los días irá sacando más afectados a la luz. Unas personas que se hacían pasar por brokers (para parecerlo seguían las pautas escritas en un guion) conseguían mediante el método de la llamada fría -inesperada- engatusar a posibles inversores para que invirtieran en el mercado de divisas a través de ellos con la promesa de lograr altas rentabilidades. Nada más hacer un ingreso el dinero salía de España y cuando solicitaban sus beneficios solo obtenían largas. 

La denominada 'Operación Colmena' ha acabado con dos detenidos entre los once trabajadores que fueron sorprendidos en una oficina de Madrid realizando estas prácticas. Los investigados se hacían pasar por una empresa de servicios de inversión autorizada supuestamente en un país de la Unión Europea, con "resultados incontestables" a la hora de realizar inversiones a pesar de carecer de conocimientos en materia económica y de no contar con las autorizaciones requeridas. Esta falta de experiencia la suplían con guiones en los que articulan extensos supuestos de preguntas y respuestas en las que solucionan cualquier objeción que un cliente pueda presentar, desde el método de inversión hasta el modo de conseguir dinero para invertir.

Los contactos con los clientes se iniciaban a través del método de la 'llamada fría', es decir, llamadas inesperadas, en las que usan nombres falsos o parcialmente correctos, en las que ofrecían sus servicios, y continuaban, para los más reticentes, con reuniones convocadas en Madrid con los estafados. Durante esas llamadas sabían perfectamente quien estaba al otro lado del teléfono porque previamente habían obtenido sus datos personales de forma supuestamente fraudulenta al comprar una lista en el mercado negro. Toda la puesta en escena tenía un objetivo: la captación de clientes para que transfieran su dinero a una de las cuentas de la organización. Y esa captación se lograba con la confianza generada en el cliente, que le animaba a aceptar la propuesta de la empresa, a la que cedían la gestión de las inversiones. Mucha palabrería y mucha celeridad para todo eran las claves para que al final el cliente cayera rendido. Y si no era uno, a por el siguiente de la extensa lista que tenían delante y en las que se incluyen comentarios sobre la actitud del inversor como "nos escucha" o "pardillo", típicas de las 'sucker lists' o listas de tontos. Con esta información los investigadores esperan constatar un número mayor de afectados y un incremento de la cifra defraudada.

Una vez que el cliente realizaba la primera inversión, desde la empresa se le asignaba una cuenta en una plataforma de internet en la que se le concedía una cuantía idéntica a la transferida por el cliente. En poco tiempo las inversiones solían tener buenos resultados, la cuenta multiplicaba sus beneficios, y era habitual que el cliente fortaleciese su posición mediante nuevas aportaciones, que en algún caso se acercaron al medio millón de euros. Los investigados, quienes actuaban como gestores de la cuenta de los clientes, realizaban numerosas inversiones, que en algunos casos superaban los siete centenares en un mes, con ganancias interesantes para los clientes. Sin embargo, cuando el cliente requería un reintegro de los beneficios era cuando se mostraba la artimaña y en diez minutos les dejaban sin dinero.

Hasta ese momento las inversiones realizadas por los gestores consistían en inversiones prudentes, tanto en cuantía invertida como en el tipo de divisa - el euro, el dólar o el yen -. Tras la petición del cliente, los defraudadores se excusaban para no pagar de forma inmediata a la par que modificaban la estrategia de inversión, que pasaba a ser muy arriesgada, tanto en moneda, como en cuantía o lotaje, de modo que la pérdida se hacía inevitable. En este punto utilizaban elementos propios de la negociación de alta frecuencia, como es ejecución de numerosas posiciones casi simultáneas a la par que se mantiene cada posición de inversión en períodos breves de tiempo. De este modo, el cliente, que no controlaba la inversión, lo único que podía hacer era ver cómo su dinero se esfumaba.

Desde el inicio de la pandemia del coronavirus se han incrementado las advertencias de la CNMV sobre chiringuitos, y se estima que el periodo de confinamiento puede servir de base para una nueva ola de casos de este tipo de fraude. En su decálogo el primer consejo que ofrecen para saber si nuestra inversión está segura es verificar que la entidad está autorizada y la empresa no ha sido objeto de advertencia por parte de algún supervisor. El segundo consejo es intentar estar a la defensiva e intentar hacer preguntas sobree el negocio así como lograr información por escrito.

Entre las técnicas de captación de inversores de estos chiringuitos financieros que resalta la CNMV la última operación policial parece un calco. El organismo pide desconfiar ante señales de alarma como una llamada o correo inesperado, que se tenga mucha prisa en hacer la inversión, que se tenga una afinidad personal, que hablen de bonificaciones de entrada, que solicitan al inversor captar más clientes o que utilicen el logo de la CNMV en algún documento que anime a invertir porque "recuerde que nunca le invitaría a realizarla". 

También se advierte del engaño que puede generar que las ofertas lleguen a través de los perfiles de las redes sociales así como no invertir en lo que no se entienda y desconfiar de altas rentabilidades sin riesgo. Siempre hay que prestar mucha atención a las comisiones y gastos de las operaciones y asegurarse de que los productos que ofrecen existen. Si recibimos una de esas llamadas frías otra de las características que tiene es que no nos solicitaran ninguna información, cuando los intermediarios financieros autorizados que ofrecen producto sí deben evaluar su conveniencia (experiencia) y/0 idoneidad a través de un cuestionario. 

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