Fiebre por el ‘ecobarrio’

  • Crecen las iniciativas de barrios ecológicos, más cercanos a las necesidades de los habitantes en las ciudades.
Sara Acosta

Un paraíso verde en pleno caos urbano. Con ello sueñan muchos urbanitas, hastiados del humo de los coches, la contaminación las estrecheces de las megápolis europeas. El sueño es posible. De hecho, se hizo realidad hace ya más de una década, en Alemania. Este país con escasas horas de sol supo levantar en los años noventa un barrio con tintes más que verdes en la ‘ciudad solar’, apodo que recibió Friburgo, al suroeste de Alemania, por la cantidad de paneles fotovoltaicos sobre los tejados de las casas de su barrio de Vauban.

Este vecindario de 5.000 habitantes homónimo del mariscal francés consejero del rey Luis XIV se ha erigido en ejemplo a seguir por todas las ciudades europeas que quieren levantar prototipos experimentales de lo que puede ser vivir en una ciudad sin sentir la presión urbanística, de ruido y de contaminación.

Vauban existe desde 1997, pero sólo hace poco tiempo que otras ciudades europeas se interesan por el concepto de ‘ecobarrio’, entre ellas, Madrid, que tiene diseñado uno en Vallecas, al sur de la ciudad; Sevilla, en su distrito de Santa Bárbara; Motril en Granada, Toledo; Figueras, y un cada vez más largo etcétera de urbes que quieren dar sentido concreto al concepto sostenible.

En Vauban apenas hay coches, el límite de velocidad para los vehículos es de 30km/h, cuenta con una línea de ferrocarril y de tranvía y las bicicletas ocupan gran parte del espacio de carretera.

Las viviendas son fácilmente reconocibles por sus fachadas de madera de colores y sus tejados-jardines, cuyas plantas hacen las veces de termostato natural aliviando el calor en verano y reduciendo el frío en invierno, reduciendo así el consumo energético. Precisamente, ya en los años noventa, las viviendas de Vauban presumían de récord en ahorro energético, con un consumo máximo de 65 kilovatios/hora, muy por debajo de la media de consumo de 200 kilovatios/hora de una vivienda estándar.

Es más, muchas ostentaban en aquellos años el título de “casa pasiva”, según la jerga del sector urbanístico, que hace referencia a aquellas viviendas orientadas hacia la luz solar y así menos dependientes de la energía. En Vauban, algunas consumen menos de 15 kw/hora. No está mal, teniendo en cuenta las escasas horas de sol en Alemania. 

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