Los olvidados vecinos de Franco en el cementerio de Mingorrubio

Cripta de la familia Franco en el cementerio de El Pardo
Cripta de la familia Franco en el cementerio de El Pardo

El cementerio de El Pardo se prepara por si los restos de Francisco Franco acaban en la cripta que tiene la familia del dictador y donde reposa ya su mujer Carmen Polo, en Mingorrubio. Casi 45 años después de ser enterrado en El Valle de los Caídos, seis magistrados del Tribunal Supremo avalan por unanimidad su exhumación y su traslado a 40 kilómetros de donde ahora está enterrado junto a Primo de Rivera. En las tumbas de ambos hay ramos de flores frescas, al contrario que en las de sus nuevos 'vecinos', entre los que figuran numerosos militares franquistas, exministros del dictador y fieles del régimen. En sus tumbas, o no hay flores o están secas.

Hasta ayer, el cementerio vivía su día a día en la más absoluta tranquilidad. Poco más de cinco familias acudieron este martes durante las cuatro horas en las que la prensa se agolpó a sus puertas. Allí fue donde conocieron la noticia de que Franco podría descansar en Mingorrubio, junto a sus familiares. "Da igual donde esté enterrado", decían. "No es necesario remover nada", opinaban otros. Algunos fueron a llorar a sus muertos y otros a limpiar los nichos. Las tumbas más 'anónimas' son las que menos telarañas y aspecto de dejadez muestran. Las que suelen ser de interés para los curiosos que se acercan hasta El Pardo para saber dónde puede ser enterrado Franco parecen más olvidadas.

Nada más entrar en el cementerio aparece cerrada a cal y canto, la cripta de la familia Franco. Sobria. De granito. A la izquierda. Sin flores ni velas a la vista pero sí imágenes de santos pegadas en la puerta de acceso en la que se aprecia alguna telaraña. Una campana y una cruz corona el tejado de pizarra negra. Una reja de hierro forjado protege la cristalera por el que se aprecia una capilla con seis bancos y unas escaleras con unos quince peldaños que bajan hasta la cripta, de unos treinta metros cuadrados donde hay dos sepulturas (la de Polo y la de Franco), otra capilla y unos servicios, según desvelaba a la agencia Efe una de las pocas personas que la ha visitado, Gabino Abánades. Su interior es austero, sin rastro de símbolos franquistas (no hay águilas ni yugos ni flechas). En el techo una frase: 'Yo soy el Alfa y la Omega' que aparece en la Biblia.

No hay otra parecida en Mingorrubio. Se erige en un cementerio en el que además de árboles cipreses hay encinas centenarias, por tratarse de unos terrenos de Patrimonio Nacional cedidos a la empresa municipal de servicios funerarios. Fue un regalo del alcalde Carlos Arias Navarro a Francisco Franco y su familia en los años 60 del siglo XX. Bajo la sombra de estos árboles descansan los restos de Carlos Arias Navarro o  Luis Carrero Blanco y también de personalidades de ideología muy distinta como el expresidente del Tribunal Constitucional Francisco Tomás y Valiente o el exministro socialista Francisco Fernández Ordónez.

Para encontrar sus tumbas hay que andar por un campo santo no muy grande, en el que todavía están en pie las numerosas coronas que acompañaron este mismo lunes el féretro del presidente de Volvo en España, Germán López Madrid. Es la última persona enterrada en Mingorrubio. Su panteón es el primero que se ve a mano derecha, frente a la cripta de los Franco. Es uno de los muchos que hay alrededor de la calle principal por la que los vecinos circulan con el coche hasta llegar a la tumba de su ser querido. 

Las flores captan hoy su atención hacia una zona del cementerio en el que en cuestión de metros está la tumba de Luis Carrero Blanco, enterrado en 1973 tras sufrir un atentado mortal de ETA en Madrid. A su espalda fue enterrado 16 años después Carlos Arias Navarro, sucesor del dictador en el Gobierno y el encargado de anunciar a todos los españoles que Franco había muerto. Navarro descansa sin flores en una tumba en la que ha ido dejando huella el árbol que le da sombra. En la de la familia Carrero Blanco, una hiedra recorre los pies de la losa. 

Cripta de la familia Franco en el cementerio de El Pardo
 

Los restos de Franco están ahora flanqueados por los de Primo de Rivera, fundador de La Falange, en el Valle de Cuelgamuros. Casi todos los días tienen flores frescas. Son mucho los turistas que se paran ante la tumba pensando que es la del dictador, que a día de hoy descansa a su espalda. Si al final el Gobierno de Pedro Sánchez, que ha recibido la noticia en Nueva York  tras una llamada de Carmen Calvo, lleva a cabo una de sus primeras promesas electorales, Rivera se quedará solo en El Valle de los Caídos. En Mingorrubio, el dictador tendrá a la derecha e izquierda de la cripta las sepulturas de sus cuñadas, también sin flores.

Los Franco aseguran que apelarán hasta Estrasburgo si hace falta para evitar que el dictador vaya a un cementerio en el que también descansan el político Marcelino Oreja, el dramaturgo Joaquín Calvo Sotelo -hermano del ministro de Hacienda durante la dictadura de Primo de Rivera-, José María López de Letona, exgobernador del Banco de España y ministro de Industria en la era franquista; Nemesio Fernández Cuesta Illana -ministro de Comercio-, o militares como Guillermo Quintana Lacacio. En uno de sus panteones también fue enterrado el dictador Rafael Leónidas Trujillo. Es visitado por el cuerpo diplomático de la embajada de la Repúblico Dominicana. 

A la espera de nuevas noticias en el cementerio de Mingorrubio sigue reinando la tranquilidad. A las 17:00 horas cierra sus puertas, de las que ninguna familia tiene la llave. Actualmente, dos agentes de la Policía Nacional velan por su seguridad las 24 horas del día. De hecho, es uno de los más vigilados de Madrid. Hasta llegar a él son numerosas las cámaras de seguridad que vigilan una carretera angosta que puede pasar a tener numerosos atascos si al final los restos de Franco acaban junto a los de su mujer. Cerca, la colonia militar construida para alojar a los miembros de su escolta.

Mostrar comentarios