León.- Los negocios energéticos o de armamento del Gobierno y de determinadas empresas españolas con el régimen libio de Muamar el Gadafi han sido definidos por el periodista y fotógrafo Gervasio Sánchez como un ejercicio de cinismo, si se tiene en cuenta que en ese país, por ejemplo, no se respetan los derechos humanos.
Quien fuera reportero en conflictos bélicos de África, Asia o los Balcanes ha asegurado que regímenes "corruptos" como el libio suelen estar vinculados a Occidente por relaciones comerciales que, en ocasiones, son poco éticas, como en el caso de la venta de armas.
Esto demostraría la "calaña" de unos políticos "incapaces de enfrentarse con honestidad a los problemas y, sobre todo, de creer en un mundo mejor", ha manifestado a Efe este periodista, Premio Nacional de Fotografía en 2009, previamente a una conferencia en la Facultad de Filosofía y Letras de la capital leonesa.
Sánchez ha lamentado el tratamiento dispensado por los medios de comunicación a estos temas, pues en el caso de la venta de armas han preferido dejar claro que España no venderá más a Libia, antes que preguntarse porqué el Gobierno ha permitido que se estableciera ese cauce comercial a pesar de que la Ley de control de armas restringe las transacciones de estos productos con dictaduras o regímenes que violen los derechos humanos.
Detrás de los tratamientos parciales o de las omisiones de determinada información por parte de algunos medios de comunicación, como en este caso, se encuentran presiones sufridas por los periodistas, que verían peligrar su trabajo si publicaran determinadas noticias, ha apuntado.
"Cuando me preguntan si es peligroso trabajar en un conflicto digo que más lo es hacerlo en las secciones locales de los diarios, donde hay autocensura y obligan a los periodistas a escribir al dictado", ha aseverado.
Experimentado en la cobertura de conflictos bélicos, ha avisado del mal aprovechamiento de los reporteros de la rapidez que proporcionan las nuevas tecnologías de la comunicación, que se traduce en que en ocasiones comprueben la veracidad de la noticia después de enviarla.
También ha reprobado que los periodistas informen de ellos como "estrellas" y se erijan en protagonistas de la noticia, un extendido fenómeno que hace olvidar que la verdadera atención debería centrarse en las víctimas de las guerras.
Sobre la revuelta libia, el periodista ha afirmado que penden algunas incógnitas sobre el futuro de este país, pues aunque está seguro de que Gadafi "tiene los días contados", confiesa sus dudas de que su sucesión traiga consigo una verdadera reforma del sistema o un "recambio interesado para occidente".
La presencia entre los revolucionarios de militares y mandos del ejército que antes eran defensores del dictador o de algunas personas interesadas y "oportunistas" que quizá estén esperando beneficiarse del derrocamiento del líder para acceder ellos al poder son factores que dificultarán la transición, ha destacado.
"La gente va a presionar para que los cambios sean profundos, pero también es verdad que las estructuras políticas, económicas y mediáticas de estos países están muy controladas, hay muchísima corrupción y esto no va a ser de un día para otro. Habrá que esperar varios meses o años para ver el resultado", ha añadido.
Tras décadas informando sobre conflictos como los de los Balcanes, Sánchez ha reconocido que la guerra "es un camino sin retorno" al que el periodista debe ir "dispuesto a sufrir y ser golpeado en el interior" por los episodios que va a vivir.
Más interesado desde hace años en las consecuencias de los conflictos que en los hechos que se suceden en el combate y alrededor de él, este periodista ha realizado trabajos sobre los desaparecidos en las guerras o sobre las víctimas de las minas anti-personas.
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