Gobierno libio reconoce que perdió el control en ataque al consulado de EEUU

  • El gobierno libio reconoció hoy que perdió el control de la situación en el ataque al consulado de EEUU en Bengasi en el que anoche murió el embajador, Chris Stevens, y que comenzó por una protesta contra un vídeo en el que se ofendía al profeta Mahoma.

Trípoli, 12 sep.- El gobierno libio reconoció hoy que perdió el control de la situación en el ataque al consulado de EEUU en Bengasi en el que anoche murió el embajador, Chris Stevens, y que comenzó por una protesta contra un vídeo en el que se ofendía al profeta Mahoma.

El viceministro del Interior para el Oriente de Libia, Wanis al Sharf, reconoció que la situación se les había escapado de las manos a las fuerzas de seguridad libias, incapaces de frenar en un primer momento a los manifestantes que atacaron el consulado y de evitar un posterior ataque contra un grupo de comandos estadounidenses.

Stevens, que se encontraba en Bengasi en un viaje oficial, y un miembro de la seguridad del consulado murieron como consecuencia del asalto e incendio de la sede de la misión diplomática por un grupo de personas.

Una protesta celebrada a imagen de la que se llevó a cabo en El Cairo, donde cientos de personas, muchas de ellas de tendencia salafista, irrumpieron en la embajada y arrancaron la bandera estadounidense, que sustituyeron por una negra con la "shahada", la profesión de fe del Islam ("No hay más dios que Dios y Mahoma es su profeta").

Sin embargo, a diferencia de la capital egipcia, la situación en Bengasi se desbordó. Al Sharf aseguró que los agentes de seguridad dispararon contra los participantes en la protesta por creer que se trataba de un ataque, lo que agravó la intensidad de la protesta.

A pesar de que ningún grupo se ha responsabilizado de lo sucedido, las autoridades libias barajan varias hipótesis, desde delincuentes comunes que se encontraban entre los manifestantes, hasta simpatizantes del antiguo régimen del coronel Muamar Al Gadafi, pasando por posibles implicaciones de extremistas islámicos.

El viceministro libio, que centró sus acusaciones en "delincuentes y simpatizantes del antiguo régimen", agregó que horas después del asalto a la embajada, un grupo de hombres armados mató a otros dos soldados estadounidenses en una emboscada a un grupo de comandos que se trasladó desde Trípoli para evacuar a los funcionaros.

Para Al Sharf, este segundo ataque, en el que otra docena de soldados resultaron heridos, fue consecuencia de un "fallo en los servicios de seguridad" libios.

Por su parte, los dos principales dirigentes del país, el presidente del Congreso Nacional libio (Parlamento), Mohamed Yusef al Magrif, y el primer ministro, Abderrahim al Kib, también sugirieron la opción de que se tratara de un ataque terrorista al relacionarlo directamente con el undécimo aniversario de los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos.

"Lo ocurrido anoche en Bengasi coincidió con el aniversario de los atentados del 11 de septiembre. No permitiremos que el suelo libio se emplee para llevar a cabo cobardes acciones de venganza", dijo Al Magrif sin ofrecer más detalles.

Una opción que descartó la secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, que aseguró que el ataque fue obra de "un grupo pequeño y despiadado que no representa ni al pueblo ni al Gobierno de Libia".

Tras lo ocurrido, se declaró el estado de alerta y Al Kib y al Magrif se mantuvieron reunidos toda la mañana con los máximos responsables de seguridad del país, mientras que el jefe del Estado Mayor del Ejército, Yusef al Mankush, que se encontraba de viaje en Turquía, regresó de inmediato al país.

Este doble ataque contra la misión diplomática de EEUU, uno de los países que más apoyó a los rebeldes libios en su levantamiento contra el régimen de Gadafi, no es el primero, aunque sí el más sangriento y grave en la historia reciente del país.

El pasado 5 de junio, varios desconocidos lanzaron una bomba de fabricación casera contra el consulado de Bengasi, sin causar víctimas mortales.

Para las autoridades libias de transición es prioritario recuperar el control de la seguridad, cuyo profundo deterioro se debe en buena medida al vacío de poder que siguió a la caída del régimen de Gadafi, en agosto de 2011.

Esa sensación de inseguridad se ha ido incrementando por la proliferación incontrolada de armas y la incapacidad del actual gobierno libio de construir un cuerpo de Policía y un Ejército eficientes.

Conscientes de las dimensiones de la agresión, Al Kib y Al Magrif pidieron disculpas al pueblo estadounidense y al mundo entero por lo ocurrido y subrayaron que el ataque es contrario y nada tiene que ver con las enseñanzas islámicas, al tiempo que aseguraron que las misiones diplomáticas y las empresas extranjeras están bajo la protección del Estado libio.

No obstante, EEUU ha enviado ya a unos 50 marines a Libia para reforzar la seguridad en las instalaciones diplomáticas de su país, que partieron de la base estadounidense de Rota, en el sur de España.

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