Pamplona, 3 dic.- El Gobierno foral ha entregado en el Día de Navarra la Medalla de Oro de la comunidad a los descendientes de Félix Huarte y Miguel Javier Urmeneta como impulsores en 1964 del Programa de Promoción Industrial, una distinción que ha estado marcada por las críticas y la división.
Ligados ambos en su día con el franquismo, la distinción acordada por el Ejecutivo de UPN fue rechaza por la mayoría del Parlamento, hoy ausente en parte, y por las asociaciones de víctimas del 36, que han convocado sendas protestas coincidiendo con el acto.
Para el Gobierno sin embargo, Huarte y Urmeneta, como vicepresidente y diputado en la época de la Diputación foral, posibilitaron con su programa la transformación social y económica de Navarra, con más de 12.000 millones de pesetas invertidos y cerca de 20.000 puestos de trabajo creados.
Un momento difícil entonces como el de hoy, ha afirmado la presidenta Yolanda Barcina en referencia a los desempleados, para admitir seguidamente que "nunca antes" la concesión de la Medalla de Oro había generado "un debate social tan intenso como el provocado", a su juicio, "por la irreflexiva reacción de algunos".
Ha destacado así la "visión", "capacidad" y "generosidad" de Huarte y Urmeneta, dos personas "brillantes" que "canalizaron desinteresadamente sus energías hacia el bien común por su intenso amor a Navarra y sus inquietudes sociales".
Una ideas que tras recibir la Medalla de Oro de manos de las autoridades que presidían el acto, al que no han acudido EH Bildu, I-E ni Geroa Bai, han compartido tanto Jesús Huarte, nieto de Félix Huarte, como María Urmeneta, hija de Miguel Javier Urmeneta.
El primero ha puesto en valor así a Huarte como hombre de "criterios, valores y prioridades", "soñador" y de "profunda conciencia y responsabilidad social" en un tiempo "en el que las cosas se hacían de una manera y no de otra".
María Urmeneta por su parte ha elogiado a su padre, un hombre de "desinteresado interés", "figura representativa de valores democráticos y del interés general", que ayudó "sin importarle el color político" y rechazó "carteras ministeriales y altos cargos" porque "no le interesaban alfombras rojas, emolumentos, títulos, oropeles ni medallas" sino "su gente, su tierra".
Mientras, en la calle sendas concentraciones mostraban su rechazo a estos galardones, una tras una pancarta que decía "medallas al franquismo no" y otra que pedía "3.452 medallas" para las víctimas navarras de la dictadura.
Y en ambos casos han lamentado que se pueda distinguir a quienes estuvieron vinculados con el franquismo y advertido además de que esta Medalla de Oro puede vulnerar la Ley foral de Memoria Histórica.
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