Gorbachov cumple 80 años convertido en la conciencia de la democracia rusa

  • Moscú.- El hombre que cambió la historia, Mijaíl Gorbachov, cumple mañana 80 años convertido en el adalid de la democracia en Rusia, pero es aún blanco del rencor de los que lamentan la caída de la Unión Soviética en 1991.

Gorbachov cumple 80 años convertido en la conciencia de la democracia rusa
Gorbachov cumple 80 años convertido en la conciencia de la democracia rusa

Moscú.- El hombre que cambió la historia, Mijaíl Gorbachov, cumple mañana 80 años convertido en el adalid de la democracia en Rusia, pero es aún blanco del rencor de los que lamentan la caída de la Unión Soviética en 1991.

"Ahora ocurre lo mismo que durante la "perestroika". Entonces yo era demasiado presuntuoso y arrogante y lo pagué caro. Actualmente, los líderes rusos también lo son", aseguró Gorbachov en una reciente entrevista.

Gorbachov, que certificó la defunción de la URSS el 25 de diciembre de 1991, ha endurecido en los últimos tiempos sus diatribas contra los líderes rusos, a los que acusa de asfixiar la democracia.

"El monopolio del poder pudre e impide el avance de la democracia. Es una pena que los modernos dirigentes rusos no sean muy modernos", señaló recientemente.

Gorbachov, que se había cuidado siempre de criticar al primer ministro ruso, Vladímir Putin, lo acusó de "engreído" por pretender decidir entre bastidores con el presidente, Dmitri Medvédev, quién de ellos se presentará a las elecciones al Kremlin de 2012 sin consultar con el pueblo.

"No es asunto de Putin, sino de aquellos que votan", dijo el Premio Nobel de la Paz (1990).

Además, acusó al partido oficialista Rusia Unida (RU), liderado por Putin, de ser "la peor copia del PCUS" (Partido Comunista de la Unión Soviética).

Sea como sea, ni los dirigentes rusos ni RU se han atrevido a rebatir esas críticas, ya que Gorbachov es una figura que está por encima del bien y del mal, cuyo apellido es una marca registrada admirada en todo el mundo.

Los opositores liberales comparan a Gorbachov con el zar Alexandr II, que acabó con la servidumbre de gleba en 1862, y aseguran que pasará a la historia por poner las bases de la democracia rusa y hacer posible que el imperio totalitario soviético desapareciera "prácticamente sin víctimas".

De hecho, no son pocos los que creen que la autoritaria Rusia de Putin necesita una nueva "perestroika" (reconstrucción) y "glasnost" (transparencia informativa), los procesos que Gorbachov inició a su llegada al poder soviético en marzo de 1985.

Para Occidente, Gorbachov sigue siendo "Gorbi", el dirigente jovial de las manchas en la frente que posibilitó la reunificación de Alemania, acabó con el Telón de Acero y la Guerra Fría y devolvió la libertad a cientos de millones de personas.

Allá donde viaja, Gorbachov es recibido con todos los honores, aunque no ahorre críticas a la política hegemónica de Estados Unidos y censure a la OTAN por intentar arrinconar a Rusia.

Al frente de la fundación que lleva su nombre, Gorbachov recauda dinero para curar a niños con cáncer, lanza campañas contra la pobreza junto a otras populares figuras como el ex presidente de EEUU Bill Clinton o el cantante Bono, defiende el medio ambiente y aboga por un mundo sin armas nucleares.

"Los árabes quieren lograr la libertad y después propagarla. La gente huye del abrazo de la miseria y no tiene nada que perder", dijo estos días, en alusión a las revueltas en el mundo árabe.

En el extranjero Gorbachov es el hombre que cambió el mundo y dio rostro humano al socialismo, pero en su propio país es para muchos un dirigente que traicionó a su pueblo, ya que le devolvió la preciada libertad y después lo abandonó a su suerte.

"En la historia de nuestro país ha habido no pocas figuras que han causado mucho mal a su patria y a su pueblo. Pero no hay ninguna más destructiva que Gorbachov", aseguró Guennadi Ziugánov, líder de los comunistas rusos.

Ziugánov acusa a Gorbachov de condenar a los habitantes de "la grandiosa Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas" a la miseria más absoluta, de la que, en muchos casos, aún no se han recuperado.

"¿Por qué Gorbachov es tan popular en Occidente? Pues porque ayudó a destruir y hacer prácticamente desaparecer de la faz de la tierra un gran país, con lo que soñaban muchos líderes de las potencias occidentales", dijo a Interfax.

No obstante, él se defiende y mantiene que no tenía otra opción que anunciar la desaparición de la URSS tras la decisión del primer presidente democrático ruso, Borís Yeltsin, de crear una nueva unión con Ucrania y Bielorrusia.

"Hay gente que quiere echarme a mí toda la culpa, pero no es cierto. Yo luché hasta el final para salvar a la URSS. Quise crear una nueva unión que sirviese a nuestras necesidades, una unión democrática dotada de un poder fuerte y centralizado", dijo.

Los historiadores también acusan a Gorbachov de autorizar el uso de la fuerza para reprimir las manifestaciones independentistas que desembocaron en auténticos baños de sangre en algunas repúblicas soviéticas en 1990-91.

Con todo, Gorbachov no está dispuesto a que su controvertido legado le convierta en una momia como la de Lenin que yace en la Plaza Roja y sigue empeñado en crear un partido socialdemócrata que satisfaga las ansias de libertad y justicia del pueblo ruso.

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