Según la organización de defensa de los derechos humanos basada en Nueva York, este nuevo tipo de armas fue utilizado en un bombardeo el 4 de octubre cerca de la localidad rebelde de Kafar Halab, al suroeste de Alepo, en el norte del país.
HRW dijo no "haber podido determinar si fue el ejército sirio o los rusos los responsables del ataque".
"Es preocupante que se utilicen otro tipo de bombas de racimo en Siria debido al mal que pueden causar a los civiles en los próximos años", afirmó en un comunicado Nadim Houry, director adjunto de HRW para Oriente Medio.
"Ni Siria ni Rusia deberían utilizar estas armas y los dos países deberían adherirse sin demora a la convención internacional que las prohíbe", agregó.
Rusia intervino el 30 de septiembre en el conflicto en Siria para ayudar al régimen de Bashar al Asad, que sufrió varios reveses frente a los rebeldes desde el inicio de año.
Moscú afirma que sus aviones atacan principalmente a los yihadistas del Estado Islámico, pero según expertos, militantes y una ONG, ataca sobre todo a rebeldes hostiles al poder, entre ellos el Frente Al Nosra - el brazo sirio de Al Qaida -, y marginalmente al EI.
Las bombas de racimo pueden ser lanzadas por la artillería o por aviones.
HRW constató desde 2012 el uso de este tipo de armas por parte de las fuerzas gubernamentales sirias y desde el año pasado, por parte del EI.
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