Se cumplen 50 años del incendio del Apolo 1, la primera tragedia de la NASA

  • Un incendio en la cápsula donde los astronautas Virgil Grissom, Ed White y Roger Chaffee realizaban pruebas causó sus muertes en el Cabo Keneddy.

    La mujer de Grissom demandó a la fabricante del módulo y obtuvo 300.000 dólares como resarcimiento. La esposa de White nunca superó el accidente y se mató años después.

Grissom, White y Chaffee, de izquierda a derecha.
Grissom, White y Chaffee, de izquierda a derecha.
Diego Caldentey
Diego Caldentey

El viernes 27 de enero de 1967 el cohete Saturno ya estaba instalado en la plataforma de lanzamiento del Cabo Kennedy. Los astronautas Virgil Grissom, Ed White y Roger Chaffee entraron en la estructura de la cabina como tantas otras veces, en las semanas previas, para realizar las enésimas pruebas en el vehículo espacial que debía llevarles al espacio, en la denominada misión de la NASA Apolo 1, prevista para el 21 de febrero de ese año.

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A las 18.30 horas, cuando los tres hombres llevaban medio día encerrados en la cápsula Block 1 mientras se preparaban para la primera misión tripulada de las Apolo, Grissom (un viejo veterano del legendario programa Mercury) percibió primero un olor extraño y después un incremento del flujo de oxígeno seguido por un súbito pico de voltaje en la cabina.

En la zona izquierda de la cápsula, cerca de sus pies, de pronto saltó una chispa de un cable mal aislado, como consecuencia de un fallo en el sistema eléctrico. En segundos, como los astronautas se encontraban en una atmósfera de oxígeno puro a presión, para simular las características del vuelo, se desató un incendio en toda la cabina. Este viernes se han cumplido 50 años de la primera gran tragedia de la NASA, en la que los tres hombres murieron tres semanas antes de salir rumbo al espacio.

Aquel hecho histórico supuso una bisagra para el rumbo de la mayor agencia aeroespacial de la Tierra, mientras la carrera hacia la Luna entraba en una decisiva fase. Después de aquel accidente en los ensayos de la Apolo 1, la NASA se vio obligada a retrasar el programa espacial estadounidense y a reforzar las medidas de seguridad de sus astronautas, dando lugar a grandes cambios en el diseño y la ingeniería de las misiones.

Aquel 27 de enero, sin embargo, será imposible de olvidar. En las semanas anteriores, los mejores técnicos de la NASA habían instalado y modificado cientos de dispositivos. El suelo debajo de los asientos de los pilotos era un enjambre de cables. En el día fatídico, una vez con los astronautas dentro, la escotilla quedó herméticamente bloqueada.

En caso de emergencia, los pilotos debían primero abrir una válvula para igualar las presiones dentro y fuera de la nave. Así se activaría su apertura. A Grissom y compañía nos les dio tiempo. Perecieron calcinados en menos de 10 segundos. El accidente no solo destapó falencias eléctricas: también deficiencias de seguridad y antiincendios en la cabina que contribuyeron a la muerte de los ocupantes del módulo, según reveló la investigación posterior.

Adermás, las escafandras de los pilotos perdieron estanqueidad y quedaron abiertas a los gases tóxicos de la cabina. El motivo oficial de su fallecimiento fue el de la inhalación de monóxido de carbono. Los técnicos tardaron seis horas más en abrir finalmente la cabina para retirar los cuerpos. Desde allí comenzó una angustiosa secuencia para notificar a las esposas de los fallecidos lo ocurrido.

Betty Grissom primero estalló en lágrimas y meses después demandó a la NASA por "ocultamiento de información sobre el accidente". No recibió indemnizacìón alguna hasta que años después decidió querellar a Norh American, la empresa que fabricó la cápsula incendiada. Por fin ganó el caso y recibió como resarcimiento 300.000 dólares.

A Pat White y Martha Chaffee le compensaron las pérdidas de sus esposos con 150.000 dólares a cada una. Pat se suicidó pocos años después del accidente. Fue, para muchos, la cuarta muerta del incendio del Apolo 1. Por otra parte, nunca pudo descubrirse la causa exacta del incendio en la Apolo 1, pero a raíz de las muertes sí se detectaron al menos 12 fallas en los procesos de fabricación y control de calidad.

Desde entonces, las misiones espaciales de los Estados Unidos consiguieron hitos enormes y otros hechos luctuosos tan dramáticos como recordados: Challenger 1986 y Columbia 2003, por citar algunos, y aquel legendario "Houston, we have a problem" (Houston, tenemos un problema) de la Apolo XIII que el cine se encargó de inmortalizar.

Lo que vendrá está repleto de desafíos, pero a la hora de emprender grandes y futuras epopeyas espaciales, nadie debería omitir aquellos nombres de Virgil Grissom, Ed White y Roger Chaffee, que hace medio siglo quedaban enmarcados para la posteridad.

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