Inmigración. El instituto elcano advierte del “difícil encaje” entre “seguridad” y “perspectiva humanitaria”


La investigadora del Real Instituto Elcano Carmen González ha advertido del “difícil encaje” entre “seguridad” y “perspectiva humanitaria” a la hora de encontrar soluciones para acabar con “dramas” como el naufragio de un barco con más de 700 inmigrantes entre las costas de Libia e Italia.
Así se pronunció González en declaraciones a Servimedia, en las que subrayó que ante este tipo de situaciones la UE se enfrenta a “dos deseos que son contradictorios entre sí”. Por un lado, se encuentra la “perspectiva humanitaria”, centrada en los derechos humanos, “que incentiva a todos los actores interpelados en este asunto a plantearse cómo acabar con estas muertes”.
Por otra parte, a juicio de González, se sitúa “la seguridad, a la que hay que sumar la perspectiva económica, que tiene como objetivo evitar un ‘efecto llamada’. No es fácil aunar ambos factores, ya que con los refugiados y los inmigrantes de corte económico también llegan potenciales yihadistas”.
En ese sentido, González situó como “asunto clave” en esta cuestión la situación en Libia, ya que nueve de cada 10 personas que llegan a Europa proceden de ese país. Desde su punto de vista, “la UE debería involucrarse mucho más allí, pero no es fácil. El primer paso sería conseguir su estabilización, a partir de la formación de un Gobierno reconocido por la comunidad internacional. Esto es fácil de decir pero difícil de conseguir”.
Por otra parte, esta experta explicó que “la falta de entendimiento” entre los países del norte y del sur de Europa en el pasado ha provocado la “falta de solidaridad” actual, ya que mientras los países centroeuropeos eran los “principales receptores de refugiados durante décadas, los países de la ribera del Mediterráneo no los aceptaban”.
Otra de las quejas de los países centroeuropeos, según González, se produjo cuando a finales de la década de 1990 y durante los primeros años del siglo XXI los países del sur “aceptaron todos los flujos de inmigración irregular que recibían sin filtros de ningún tipo”, a pesar de las advertencias que recibían para tomar medidas al respecto. “Esto provocó una desconfianza que hace más complicado abordar de manera coordinada situaciones de este tipo”, concluyó.

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