El Inter CDF, un 'rara avis' en Hungría en favor de la integración

El sonido de los bongos en el Estadio de Budapest (Hungría) confirma la presencia en el terreno de juego del Inter CDF. Auténtico exotismo en el país magiar, este club de fútbol 'amateur' está compuesto por los rechazados por la sociedad húngara, africanos y gitanos, con la esperanza de facilitar su integración.

Clasificada para su primera Eurocopa desde 1972, Hungría superó varios obstáculos, entre ellos un repechaje ante Noruega, para lograr el billete para Francia.

Pero el país centroeuropeo no ha acabado con los prejuicios. Al menos en opinión de Nelson Victor, fundador del Inter CDF en 2006 en Budapest, tras comprobar que los futbolistas africanos eran rechazados por los clubes magiares.

"Muchos equipos explican que sólo admiten a húngaros. La mayoría de nuestros jugadores ha sido rechazada por los otros clubes", cuenta a la AFP este nigeriano de 34 años, que encontró su camino en 2001 tras la quiebra del club para el que jugaba.

Conocido por su línea dura hacia los inmigrantes, el Primer Ministro, el conservador Viktor Orban, no dudó en aumentar las tensiones al lanzar una campaña el año pasado en la que acusaba a los extranjeros de "tomar el trabajo de los húngaros".

Si bien el campeonato de Hungría cuenta con algunas estrellas extranjeras como el belga Roland Lamah o Adamo Coulibaly, los jugadores del Inter CDF tienen la impresión de ser a menudo considerados como extraterrestes.

"Somos un equipo aparte, lo constatamos cada partido con las actitudes hacia nuestros jugadores", revela Victor. "Nuestros rivales odian perder contra nosotros", añade.

Los jugadores de este club amateur que viste de blanco, entrenados por el exinternacional liberiano John Moses, alcanzaron los octavos de final de la Copa de Hungría en la primavera boreal.

"Puede que un día juguemos contra el Real Madrid, el Barça, el PSG... es nuestro sueño. No conocemos lo imposible", señala Nelson Victor, cuyo equipo, tercero en la cuarta división, quiere lograr la categoría profesional lo antes posible.

Pero Inter CDF no olvida su vocación social: cuenta con cerca de 300 federados, mayoritariamente procedentes de entornos desfavorecidos, entre ellos numerosos jóvenes gitanos.

El club, que vive principalmente del mecenazgo, suministra balones y zapatillas a los que lo necesitan, desde niños menores de 7 años a adolescentes.

"Muchos niños quieren jugar al fútbol, pero sus padres no disponen de los medios", explica Nelson Victor. Sin embargo, el deporte "permite evitar hacer tonterías", recuerda.

A los adultos en dificultad, el Inter CDF intenta encontrarles un techo y un trabajo. Victor dirige un hogar para los excluidos, y da trabajo a varios jugadores en su peluquería.

Bautizado al principio como África Inter FC, el club cambió su denominación en 2009, tras percatarse de que los africanos -5.000 en Hungría (0,05% de la población)-, no eran los únicos en sufrir discriminación.

Su primer equipo está integrado por varios jugadores europeos, como el extremo húngaro de etnia gitana Tibor Zambo. "Como el todos los clubes, debo trabajar duro para ser titular", señala.

Pero el Inter no ha renegado de sus raíces africanas: algunos jugadores rezan juntos antes de los partidos y ritmos africanos resuenan en las gradas procedentes de los bongos.

"Claramente es un equipo aparte. Pero creo que representa algo bueno para el fútbol húngaro", indica Jozsef Toth, un aficionado de Tiszaujvaros, localidad industrial al este del país, a la que viaja el Inter CDF para disputar un partido de Copa.

"Como en todos los países podemos encontrarnos con personas xenófobas", reconoce Nelson Victor. Pero "muchos húngaros son amables y hospitalarios", concluye.

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