JMJ: ¿Estímulo espiritual o espectáculo de masas sin más?

  • Jesús Lozano.

Jesús Lozano.

Madrid, 12 ago.- Un millón largo de jóvenes buscará respuestas a interrogantes personales y problemas sociales en las palabras de Benedicto XVI durante la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ). Pero ¿es posible meditar, encontrarse con Dios y uno mismo en una concentración multitudinaria o todo puede quedarse en lo aparente?

Efe ha hablado de ello con teólogos y expertos de las Ciencias Sociales.

"Tiene mucho que ver con la idea de religión como teatro, como representación; muy poco tiene de religioso y nada de transformador, revolucionario, crítico ni alternativo", opina el teólogo Juan José Tamayo.

El Vaticano y la Conferencia Episcopal optaron hace años, explica, por "vaciar" el cristianismo de la experiencia religiosa profunda y liberadora para reducirlo a un "fenómeno de masas".

Tamayo, que dirige la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones de la Universidad Carlos III, agrega que tampoco han renunciado al "sueño de confesionalizar la sociedad".

Denuncia que el viaje papal, "estrictamente religioso", se convierte en acto político por la "complicidad" de las instituciones públicas: "Quedan muchos restos del nacionalcatolicismo, no se cumple el artículo 16 de la Constitución, que establece que ninguna religión tiene carácter estatal".

Apunta también que parte del clero participará más por "presión eclesiástica" que por convicción.

A la JMJ irán, como mucho, los más movilizados, pertenecientes casi seguro a movimientos eclesiales cercanos a las ideas del Papa, asegura el sociólogo Jorge Alberto Benedicto, catedrático en la UNED.

La cuestión es que la jerarquía eclesiástica española habla a veces un lenguaje "muy estrecho", que "no le dice nada a los jóvenes", según comentaba recientemente otro teólogo, el jesuita Juan Masiá, profesor de Ética de la Universidad de Sophia (Tokio).

Discrepa el sacerdote Francisco Varo, quien entiende la JMJ como un "encuentro festivo con el mensaje de Jesucristo", con respuestas "satisfactorias" para la persona y la sociedad.

Este profesor de Teología de la Universidad de Navarra piensa que será la oportunidad de "clarificar ideas" con referencias sólidas para ser más independientes y menos manipulables.

La JMJ sería una forma de "indignación", comenta, una "rebelión alegre" de soluciones positivas (los valores cristianos) contra los que ven al hombre como si fuera un simple animal.

También servirá de enriquecimiento personal al poder conocer infinidad de experiencias vitales diferentes, y es la presencia del Papa, apostilla, la que posibilita que se reúnan tantas personas.

Frente al riesgo de que lo espiritual quede diluido en el ambiente externo, Varo señala momentos de la JMJ para la reflexión personal como el Via Crucris, la Vigilia y la Fiesta del Perdón (confesiones).

Sobre las críticas que recibe la colaboración de los poderes públicos, replica que no es igual un acto con 200 personas que un millón.

"Nadie debería sentirse molesto porque se reúnan personas que no piensen como él", opina, siempre que lo hagan pacíficamente, sin molestar a nadie. También es "lógico", prosigue, que se preste apoyo a un evento importante por motivos simplemente organizativos.

El antropólogo del CSIC Manuel Mandianes resalta que "ningún líder" tiene el poder de convocatoria del Papa.

Lo contrapone a la "ausencia" de políticos capaces de atraer a la juventud.

La crisis, explica, no es sólo económica, sino que abarca todos los aspectos de la vida humana, debido en gran parte al "nihilismo".

"El Papa viene a predicar -indica- valores concretos, que conllevan un compromiso social, económico, político, religioso", aunque matiza que muchos jóvenes no van a asumir todo lo que diga porque la espiritualidad se vive hoy, de alguna manera, "a la carta".

Además, ve cierta similitud de la JMJ con el movimiento 15-M, pues la mayoría de los asistentes serán "inconformes" con el mundo actual.

Sobre los que se pregunten si la espiritualidad se reduce a una parafernalia multitudinaria, Mandianes responde: "La Iglesia echa mano de la eficacia de los medios de comunicación social para trasmitir el Evangelio" como finalidad fundamental.

El sociólogo Alfredo Rodríguez Sedano destaca que sea un hombre de 84 años, el Papa, quien vaya a animar a la juventud en la esperanza.

Los jóvenes asistirán "sedientos de propuestas y alternativas", cansados de la "vaciedad" de la sociedad actual, pues el problema grave en Europa y España es, asegura, la "secularización".

Todo esto lo distingue de la insatisfacción que sienten otros jóvenes por una frustración de las expectativas propias del Estado del bienestar, en alusión al 15-M.

Mostrar comentarios