Karma Guen, una aldea que se reencarnó en centro de retiro para budistas

  • Enrique Hidalgo.

Enrique Hidalgo.

Vélez-Málaga (Málaga), 9 jun.- Cuando Peter Gómez visitó por primera vez, con apenas 6 años, la pequeña aldea en ruinas que sus padres habían adquirido en 1981, ni se le pasaba por la cabeza que aquellas casas derribadas entre las que jugaba acabarían siendo Karma Guen, un centro de retiro y meditación para budistas de todo el mundo.

Estos días, el centenar de alojamientos que habitualmente ofrece este espacio a sus visitantes resulta insuficiente para acoger al millar y medio de budistas de cincuenta nacionalidades que participan en la experiencia o curso anual de meditación impartido por Ole Nydahl, uno de los pocos lamas occidentales existentes.

El enclave se convierte en una especie de campamento improvisado, en el que las tiendas de campaña de los budistas llegados de todos los rincones del planeta inundan las laderas sobre las que se levantan los edificios del complejo, que cuenta con comedores, una cocina industrial, áreas de trabajo, enfermería o una biblioteca.

Gómez, que dirige Karma Guen, ha explicado a Efe que el centro de todas las miradas es la sala de oración o gompa, construida en 2004 y dedicada a Trinley Thaye Dorje, el decimoséptimo Karmapa, líder espiritual de la escuela Karma Gagyu.

Tiene capacidad para unas 2.000 personas, está decorada con motivos budistas que tardaron siete años en pintarse y está equipada para dar emisiones en directo a través de internet y traducir los cursos a trece idiomas simultáneamente.

Hasta el 12 de junio, Ole Nydahl impartirá el curso de powa o proceso de la muerte, una práctica de meditación tibetana que requiere la presencia de un maestro autorizado, que tenga lo que se conoce como transmisión, que en el caso de este lama danés le fue concedida por el decimosexto Karmapa.

"El powa es una práctica en la que uno, a través de varios días de meditación, guiado por el maestro, llega a entender y conocer el proceso de la muerte, lo que pasa con nuestra conciencia y mente en el momento de la muerte", ha indicado Gómez.

Antes de adentrarse en el powa, tiene lugar una ceremonia en la que se recitan diferentes mantras y muchos de los presentes reciben el denominado refugio, una especie de iniciación al budismo, similar al bautismo para los cristianos.

Este curso tiene asistentes que vuelven cada año, como es el caso de la alemana Susanne Sachers, que acude desde 1994 y ha calificado Karma Guen como su "centro favorito de retiro en el mundo, por su situación privilegiada", que permite meditar con tranquilidad, "sin pensar en otras preocupaciones".

También repite estancia Zuzana Vanzurova, procedente de República Checa, que ha manifestado que lo que le atrae de este centro español es la presencia de grandes maestros, "que está siempre garantizada", además de la calidad de las enseñanzas y las meditaciones que se realizan.

Gómez ha afirmado que Karma Guen se ha convertido en un lugar de referencia en el Sur de Europa para los practicantes del budismo gracias a la labor y el esfuerzo de sus padres, "y a la motivación e inspiración que encontraron cuando conocieron al lama Ole durante su estancia en Dinamarca".

En 1987, el lama Ole acudió a conocer el núcleo de Aldea Alta que habían comprado los Gómez y el resultado de esa visita fue que la pequeña aldea de vacaciones y para el retiro de la jubilación acabó reencarnándose en uno de los principales centros del budismo del Camino del Diamante.

Se trata de un budismo laico en el que no es necesario ser monje y en el que llevando una vida normal se puede alcanzar la liberación y la iluminación, a través de la meditación, que es la clave en todo este proceso, en el que el objetivo es conseguir la felicidad.

Precisamente, el carácter laico de esta doctrina es lo que atrajo al budismo al guatemalteco Joan Paul Pozuelos, que cada año se encarga del servicio de cafetería de Karma Guen durante la celebración del curso de powa.

"Me di cuenta de que no tenía que meterme en un monasterio ni volverme monje para conseguir niveles de compasión y sabiduría, sino que podía hacerlo en la vida diaria", ha añadido.

También aumenta estos días significativamente el número de visitas a la estupa de Kalachakra o de la Rueda del Tiempo, próxima a Karma Guen, la primera de su clase construida en Occidente en 1994, y que constituye un símbolo de paz y de unión universal, también realizado en honor del decimoséptimo Karmapa. EFE

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