La argentina Ana María Shua publica en España sus perturbadores cuentos

  • Ana Mendoza.

Ana Mendoza.

Madrid, 16 abr.- Cuando la vida le pide a Ana María Shua que la escriba, "siempre" le pide cuentos, como los que ahora aparecen reunidos en la antología "Contra el tiempo", una excelente ocasión para adentrarse en el universo narrador de esta autora argentina que consigue perturbar e inquietar al lector.

Publicada por Páginas de Espuma, la antología demuestra la facilidad que tiene Shua para pasar de la realidad al sueño y para moverse entre lo cotidiano y lo fantástico.

Y refleja su interés en "provocar algún tipo de perturbación emocional en el lector", según afirmaba hoy la autora en una entrevista con Efe, en la que también participaba la escritora Samanta Schweblin, responsable de la selección de los cuentos y de la introducción.

Con sus cuentos busca, además, "provocar dudas, nunca dar respuestas y siempre suscitar preguntas. Y, en todo caso, reflexión", añadía Shua (Buenos Aires, 1951).

Considerada una maestra del microrrelato, esta escritora es también autora de varios libros de cuentos y novelas, y siente "mucha alegría" al ver que sus relatos "largos" se publican en España y en una editorial como Páginas de Espuma, que apuesta fuerte por la narrativa breve.

Schweblin (Buenos Aires, 1978) no ha tenido fácil seleccionar los relatos incluidos en "Contra el tiempo" porque Shua ha publicado cuatro libros de cuentos. Se dejó guiar "por el placer de lectora" y fue eligiendo los textos que más le "impactaron".

Y quería que estuviera presente en el libro "toda la paleta de colores de la autora", porque, señaló la antóloga, Shua "se maneja en muchos géneros y tiene cuentos realistas, otros fantásticos y otros que rondan en lo absurdo".

Son cuentos muy densos, a veces, y "detrás de su aparente cotidianidad, de sus personajes familiares o absurdos, una fuerza extraña late oculta tras la trama. Y no es la muerte -presente en muchos de los cuentos-, ni la pérdida, ni el dolor. Esa fuerza extraña late en los cuerpos, que se caen, se cortan, se abren, mutan y duelen. Los cuerpos pelean contra la vida, no contra la muerte", dijo Schweblin.

"Y eso es muy perturbador porque antes que nada en el mundo somos cuerpos. La amenaza está dentro de nosotros", aseguró la antóloga ante la sorpresa de Shua, que nunca ha sido "consciente" de que esa amenaza anide en sus relatos.

Y es que el terror y la amenaza "cada vez se acercan más a lo cotidiano" en estos cuentos, como comprobará el lector en "Como una buena madre", "Octavio el invasor" o "Vida de perros", por citar algunos.

A veces, sus relatos dan un giro brusco y una situación normal puede acabar en tragedia, como sucede en el de "Ha llegado un escritor". Esos cambios, afirma Shua, responden a "la enorme admiración" que le tiene al escritor estadounidense Flannery O'Connor, "que trabaja ese elemento maravillosamente".

"Hay un cuento, 'Los muertos', de Joyce, que para mí es la madre y el padre de todos los cuentos, donde se produce ese giro de una manera extraordinaria", señala Shua.

Cuando ella empezó a publicar sus relatos fue en la época de la dictadura argentina, "y había poca competencia, pocos escritores. En cambio, ahora, en Argentina hay un florecimiento como jamás hubo. Nunca pasó una cosa así; hay decenas de autores excelentes", aseguraba Shua.

Pero, sea en la época que sea, el mercado editorial "rechaza el cuento" a pesar de que en Latinoamérica hay excelentes cuentistas, entre ellos los argentinos Borges y Cortázar.

"No se le puede echar la culpa a las editoriales porque son empresas, tienen que sobrevivir y van correteando detrás de los gustos del lector. Y el lector, en Argentina y en el resto del mundo, prefiere la novela, y, últimamente, cuanto más larga mejor", añadió la autora de "Contra el tiempo", un sugerente título que refleja "lo que hace uno cuando escribe: luchar contra el tiempo".

Algo de autobiográfico tiene el primer cuento de la antología, "Como una buena madre", que narra la historia de una madre en su peor día, pero, sobre todo, Shua ha prestado retazos de su vida a "Días de pesca", el relato donde evoca la muerte de su padre, cuando ella tenía 23 años, y los felices días que pasaron pescando juntos en la niñez de la escritora.

Y es que la muerte está muy presente en sus textos. "Los seres humanos vivimos como si fuéramos inmortales. Tenemos que olvidarnos de ella para seguir adelante. Y el arte sirve para recordarnos que, a pesar de todo, la muerte existe", afirma la autora de "Fenómenos de circo".

El arte, y también la enfermedad, se encargan de recordar esa fragilidad. Y Ana María Shua sabe de qué habla, porque ha padecido cáncer, como también una de sus hijas.

"Toco madera sin patas, las dos estamos muy bien", dice la escritora en la conversación que mantiene al final del libro con Schweblin, premiada por su libros de cuentos "El núcleo del disturbio" y "Pájaros en la boca". EFE.

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