La ciudad de los niños grandes

El último miércoles Ángela pasó la mañana en su oficina de arquitectura, por la tarde decidió divertirse en el teatro y luego encontró a su amigo Diego, un policía, para ir de compras en el supermercado. Un día trivial si no fuera por un detalle: Ángela y Diego tienen tan solo 10 y 9 años. ¿Cómo han hecho todo eso solos? Pasaron un día en una ciudad donde nadie puede tener más de 14 años. Bienvenidos a Micropolix, el parque temático donde los niños aprenden a actuar como adultos por un día.

Senado, hospital, discoteca, carretera, cuartel de bomberos, avión... Hay de todo en Micropolix. Pero los pequeños no pueden hacer lo que quieran. Para acceder a las actividades, ellos necesitan trabajar en alguna de las empresas del parque y acumular billetes de eurix - la moneda local.

Uno de los juegos más populares es lo de la autoescuela. Para entrar, es necesario haber cumplido por lo menos 8 años. Sin embargo, ni todos logran conducir un coche por las calles de Micropolix. Antes, los candidatos acuden a las clases teóricas y luego enfrentan la prueba práctica en un simulador. El que apruebe podrá tocar su bocina por la miniciudad - después de haber contratado su seguro de auto, claro.

Al lado de la carretera está el supermercado, otro campeón de visitas. Los miniciudadanos se convierten en panadero, caja, reponedor, o reciben una lista de compras para hacer el papel de clientes. Es muy importante cumplir con la tarea, lo que les rendirá más eurix en el bolsillo.

La propuesta de la miniciudad es ir más allá de los parques de diversiones: los niños deberán sacar un provecho educativo de esa experiencia. Muchos salen de ahí concientes de las responsabilidades de la vida en comunidad.

Lara, de 10 años, cuenta que aprendió a controlar mejor su dinero después de pasar una mañana en Micropólix. 'No puedes perder tu dinero por cualquier cosa, tienes que ahorrar', enseña la pequeña alumna del Colegio Salvador de Madariaga, en San Sebastián de los Reyes, la ciudad donde se ubica Micropolix.

Pero, ¿ahora crees que es facil ser un adulto, Lara? 'No!', contesta la niña, acompañada por el coro unísono de cinco compañeros de colegio. 'Para ser adulto tienes que aprender a ser paciente. ¡Mirad las colas que tenemos que hacer aquí!', descubrió la bienhumorada Gema, 9 años. De hecho, en la vida cada actividad tiene su horario y por eso deberás aprender a esperar, Gema...

'Ahora sé que es muy difícil seguir una carrera y que tienes que esforzarte mucho. Mi hermana, por ejemplo, tuvo que estudiar dos años para ser peluquera', concluye Diego, 9 años, que quiere ser policía y pudo experimentarlo en el parque.

En el taller de arquitectura los niños pueden poner en el papel sus ideas de fachada para algunos edificios de Micropolix. Algunos proyectos son elegidos y se vuelven realidad. Ángela, 10 años, conoció la oficina y confirmó su vocación para seguir esa profesión. 'Quiero ser arquitecta como mi primo'.

De martes a jueves el parque recibe a los grupos de escuelas. Los profesores llevan al aula todo lo que han vivido los alumnos en la miniciudad. 'Ellos salen de aquí muy motivados, pues pueden hacer cosas que en la vida real muchas veces no se les permite', evalúa María Jesús, profesora de primaria del Colegio Salvador de Madariaga. 'En el colegio, les pediremos un trabajo sobre los servicios de una ciudad', ejemplifica la profesora Pilar, del mismo instituto.

Viernes, sábado, domingo y festivos son los días de las familias en Micropolix. Pero los padres y madres no necesitan sentirse aislados dentro del territorio dominado por los pequeños. Para eso está el 'hogar de la segunda edad' - así se llama la cafetería con wifi destinada a los 'intrusos' mayores de 14 años.