La comunidad chií de Pakistán protesta en todo el país por la nueva masacre

  • Unos 1.500 familiares de los 26 fieles chiíes asesinados el martes por extremistas suníes en Pakistán mantienen hoy por segundo día su protesta junto a los ataúdes de las víctimas mientras las manifestaciones de repulsa se suceden en el país.

Islamabad, 23 ene.- Unos 1.500 familiares de los 26 fieles chiíes asesinados el martes por extremistas suníes en Pakistán mantienen hoy por segundo día su protesta junto a los ataúdes de las víctimas mientras las manifestaciones de repulsa se suceden en el país.

Junto a los parientes de los fallecidos, concentrados en la ciudad occidental de Queta, miles de seguidores de la minoritaria rama chií del islam han salido a la calle en las principales ciudades de Pakistán para pedir mayor protección para su comunidad.

Entre las ciudades en las que se han registrado manifestaciones está Islamabad, cuyo principal acceso ha amanecido bloqueado por cientos de chiíes que se quejaban por la pasividad policial ante los constantes atentados contra los seguidores de su confesión.

"Los manifestantes quieren entrevistarse con las autoridades para pedirles seguridad", explicó a Efe un responsable de la Policía de Queta, capital de la convulsa provincia de Baluchistán, que alberga a buena parte de la población chií de Pakistán.

"Queremos protección", declaró a Efe un exparlamentario y líder de la comunidad chií en Queta, Nasir Alí Sha, que añadió que "las fuerzas de seguridad solo protegen a los poderosos, que son los que rigen el país".

El ataque del martes ocurrió cuando dos autobuses en los que viajaba un centenar de peregrinos desde la ciudad de Taftan, cerca de la frontera con Irán, hacia Queta fueron atacados por un suicida al volante de un coche cargado de explosivos.

Uno de los autobuses quedó reducido a metal retorcido y todos sus ocupantes fallecieron, mientras que el segundo vehículo sufrió algunos desperfectos y las personas que viajaban en él salieron ilesas.

El ataque fue reivindicado por el grupo terrorista sectario Lashkar-e-Jhangvi, responsable de la mayoría de atentados contra la comunidad chií, como los dos que hace un año segaron más de 200 vidas en Quetta.

Tras aquellas matanzas, seguidas poco después por otra similar en la ciudad meridional de Karachi, hubo también protestas generalizadas que las autoridades apaciguaron con promesas de más seguridad que nunca llegaron a materializarse.

De acuerdo con un reciente informe de un centro de análisis local, el Instituto Paquistaní para Estudios de Paz, el año pasado murieron 685 personas, en su mayoría chiíes, en más 200 atentados dirigidos a las minorías religiosas del país.

Se estima que Pakistán es el segundo país del mundo con mayor población chií, unos 40 millones de personas, solo por detrás del vecino Irán.

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