La generación "ni-ni" ante un futuro desolador en España

  • Se levanta tarde, merodea en el parque con amigos, ve la televisión: con 18 años, Carlos Cabilla es un "nini", ni estudia, ni busca trabajo, un problema social que afecta a 27% de los jóvenes en España, donde las insuficiencias del sistema educativo son tema de campaña electoral.

Carlos vive en Cádiz, ciudad costera de 122.000 habitantes en la costa occidental andaluza. En su barrio de Segunda Aguada, la ropa cuelga de las ventanas de los edificios de diez plantas de fachadas con pintura desgastada, y un pequeño supermercado ofrece productos alimenticios por menos de un euro.

La tasa de paro en la provincia de Cádiz bordea el 37%, contra un 21% a nivel nacional, y entre los menores de 25 años supera el 60%.

"Me metí en un curso de peluquería" con 15 años, recuerda el joven, con múltiples pendientes y tatuajes y una sonrisa tímida escondida bajo su barba morena. "Pero hice un trimestre y lo dejé". Después nada en tres años, salvo algunos pequeños trabajos.

Sus jornadas pasan, una tras otra, sin sobresaltos. "Me levanto a mediodía, salgo al parque por la tarde con mis amigos, charlamos, fumamos, hasta las 10 o las 11" de la noche, cuenta. Luego Carlos vuelve al piso donde vive con su padre y su pareja, su hermano de 22 años y su hermanastro de 13.

Y acaba el día frente a la televisión o con un videojuego.

"Desmotivado", así lo ve su padre, Ramón Cabilla, empleado de la Junta de Andalucía. "Me preocupa, pero es mi hijo, y como es lógico, no me queda más remedio que motivarle y esperar que las cosas cambien para mejor en su vida", dice, explicando que Carlos sufrió mucho por el divorcio de sus padres cuando todavía era niño.

Su hijo no es una excepción. Muchos jóvenes españoles abandonaron sus estudios en los años 2000 para trabajar en la construcción, un sector boyante antes de que explotara la burbuja inmobiliaria, en 2008, precipitando al país en la crisis y dejando a muchos chicos sin estudios en la cuneta.

Según la OCDE, más del 27% de los españoles de entre 15 y 29 años ni están escolarizados ni tienen empleo, contra un 15% de media de los 34 países de la organización, y "están en riesgo de exclusión social pues abandonaron los estudios y la búsqueda de empleo".

"Es la generación nini", resume el tío de Carlos, Antonio García, parado desde hace tres años y militante del partido antiliberal Podemos.

"Antes era muy fácil soñar, ahora no", se lamenta también Ramón Cabilla. "Hoy (los jóvenes).. están amargados, no hablan de su futuro porque no lo hay".

"No sé cómo puede ser mi futuro, ahora mismo no sé lo que voy a hacer esta tarde", suelta su hijo.

Pero este joven, amante de skate, sí tiene un sueño: tatuado desde los 15 años -- cuello, espalda, brazo, mano-- querría convertirse en tatuador. Dotado de buena mano para el dibujo, realiza poco a poco un libro de diseños.

Le falta poder sufragarse la formación, 700 euros, y acordarse este año de los plazos de inscripción.

"Estoy muy flojo", dice.

Pese a la insistencia de su padre y su tío, no se ha inscrito en las oficinas de empleo. "No tiene ninguna utilidad", suspira su joven tío vista la falta de empleo en la región y de inversiones para la formación.

"Hay falta de ambición por parte de las instituciones" para ayudar a estos jóvenes, denuncia Víctor Rebola, del Consejo de Juventud. Para esta asociación, España debe desarrollar formaciones profesionales cortas para mitigar un fracaso escolar del 22%, la peor estadística en Europa.

Anna Laborda, profesora de economía en la escuela de negocias Esade, confirma la debilidad de la enseñanza de oficios y otros estudios cortos en España, contrariamente a lo que ocurre en otros países como Alemania. "No se realizan estudios prácticos realmente útiles", lo que priva al país de asalariados calificados a todos los niveles, lamenta.

Mientras espera, Carlos cree tímidamente que las cosas pueden cambiar a partir de las elecciones legislativas del 20 de diciembre. Será su primer voto e irá dirigido al joven partido de izquierda radical Podemos.

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