La salud mental, principal reto sanitario en prisión tras controlarse el sida

  • Las enfermedades mentales se han convertido en el principal "reto" sanitario en las cárceles, una vez que se ha conseguido controlar "la ola de sida", y ya se han puesto en marcha experiencias piloto en telepsiquiatría para tratar este tipo de afecciones entre los presos.

Vitoria, 7 mar.- Las enfermedades mentales se han convertido en el principal "reto" sanitario en las cárceles, una vez que se ha conseguido controlar "la ola de sida", y ya se han puesto en marcha experiencias piloto en telepsiquiatría para tratar este tipo de afecciones entre los presos.

El psiquiatra del Hospital Universitario de Álava (HUA), Mahmoud Karim Haidar, ha desgranado hoy en el XXII Curso de Actualización de la Psiquiatría que se celebra esta semana en Vitoria las ventajas de la teleasistencia psicológica a los reclusos del Centro Penitenciario de Álava, donde desde hace dos años se desarrolla un proyecto pionero en España en este sentido.

Esta cárcel, la única en Euskadi de cumplimiento de penas (Basauri y Martutene son preventivas), alberga a 800 presos, de los cuales el 60 % toma algún piscofármaco y cerca de la mitad padece una toxicomanía.

Además, según los datos de Haidar, el 16 % de los presos podría tener una discapacitación intelectual, la tasa de suicidio casi multiplica por diez a la de la población normal y el índice de enfermos mentales graves cuadruplica la existente en la calle.

El psiquiatra de HUA ha precisado además que en la citada prisión alavesa hay entre 40 y 50 pacientes psicóticos graves, lo que "supone que la enfermedad mental pase a ser el primer reto de salud entre muros, una vez que se ha controlado la ola del sida".

Para hacer frente a esta realidad se puso en marcha en junio de 2012 un programa de atención psiquiátrica a distancia mediante videoconferencias.

La primera consecuencia de esta iniciativa es económica, ya que la teleasistencia reduce los desplazamientos y las estancias hospitalarias. Antes de este programa cada traslado de un preso al hospital implicaba la movilización de una patrulla y dos agentes, suponía riesgos de seguridad y "ahondaba más en el estigma del paciente presidiario".

Otra ventaja, ha añadido Haidar, es la facilidad para acceder a la atención especializada, la mayor comunicación con los especialistas en psiquiatría y el diagnóstico precoz. "Todo ello resumido a un coste cero", ha valorado el experto.

Este programa pionero arrancó con programas específicos para el control de los tratamientos de reclusos que abusan o tienen dependencia de piscofármacos y presos con Hepatitis C y que tomen interferon.

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