La solución a la crisis y al modelo económico de España está en el turismo y el medio ambiente

  • Desde los años 60, uno de los principales motores de la economía española ha sido, y si se ponen las medidas necesarias seguirá siendo, el turismo. Desgraciadamente en los últimos años hemos descuidado la calidad turística, envenenados por el boom inmobiliario que ha destrozado grandes zonas de nuestras costas. Sin embargo, todavía tenemos la posibilidad de corregir los errores y, además, hacerlo con un modelo de sostenibilidad, apoyados en nuestros liderazgo mundial en energías renovables.

Mallorca, Menorca e Ibiza se sitúan como destinos preferidos de españoles, italianos y franceses para sus vacaciones
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G.N.V.

Desde los años 60, uno de los principales motores de la economía española ha sido, y si se ponen las medidas necesarias seguirá siendo, el turismo. Los motivos son evidentes, gozamos de un clima privilegiado, la mayor extensión de playas de Europa, estabilidad política y una moneda común con el resto de los países europeos. España es historia, naturaleza, cultura, gastronomía; España es el segundo país del mundo en número de sitios declarados por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad.

Desgraciadamente en los últimos años hemos descuidado la calidad turística, envenenados por el boom inmobiliario que ha destrozado grandes zonas de nuestras costas al buscar un enriquecimiento rápido. Este destrozo del patrimonio natural materializado en complejos urbanísticos desproporcionados que están agotando los recursos naturales nos puede pasar factura en el medio y largo plazo al tener que competir con países que han planificado sus recursos turísticos de un modo más sostenible. Esto, unido con los nuevos destinos turísticos de mar y playa, en los que la sostenibilidad ha sido uno de sus pilares para su planificación, hace que o nos reinventemos o vayamos perdiendo cuota de mercado.

España es y debería seguir siendo, el destino de los europeos para pasar sus vacaciones, retirarse, formarse o para realizar convenciones de toda naturaleza ya que tiene recursos muy preciados: sol, playas, naturaleza, arte, cultura, gastronomía…etc. por lo que no puede permitirse el lujo de deteriorarlos.

Para ello, es necesario adecuar la oferta turística a la demanda actual, cada vez más exigente y crítica y mas preocupada en la sostenibilidad medio ambiental. España puede hacerlo, y uno de sus puntos fuertes era unos años atrás el ser líder en la energía renovable. Si hacemos un país energéticamente renovable la oferta turística mejorará y la inversión necesaria para alcanzar los fines energéticos se compensaría con creces con el incremento de los ingresos de un sector turístico de mayor calidad. Esto se tendría que acompañar con medidas de toda índole para preservar el medio ambiente; como limpieza de ciudades y campo, uso de tecnología puntera para el tratamiento de residuos, agricultura sostenible y por supuesto con concienciación ciudadana; y que esta actitud de los españoles con respecto a sus recursos llegue a ser un valor para la marca España.

La apuesta por impulsar nuevamente las energías renovables, lograría generar cientos de miles de puestos de trabajo amortizados hoy; puestos de trabajo que se crearían no solo en el sector energético, sino también en otros como el de la construcción, el industrial y consecuentemente en el sector turístico. Adicionalmente, con una apuesta firme en la energía renovable a partir de la biomasa, muy intensiva en capital humano, lograría limpiar de residuos los bosques evitándose que los incendios que todos los veranos arrasan el país se extiendan sin control. Limpiar el bosque no evita los incendios, pero si su propagación.

España cuenta con las infraestructuras turísticas necesarias para coger mas cuota de mercado en el sector turístico, con aeropuertos en todo el territorio, actualmente en desuso, una red de autopistas y ferroviaria que son la envidia de Europa, por lo que lo único que necesita el sector para consolidarse en el largo plazo como destino favorito de los europeos es hacerlo diferenciado mediante medidas como la propuesta.

En cuanto al sector de las energías renovables, hace dos años éramos líderes mundiales, pero las políticas desacertadas de unos y otros lo han dejado a la cola. Una buena regulación en el sector, con estímulos adecuados a la situación actual de la tecnología, lo haría competitivo sin necesidad de subir el recibo de la luz. Esto lograría varios objetivos. Tendríamos un mix energético sostenible y no dependiente del exterior, con las ventajas que ello tiene sobre la balanza de pagos, y la dilución en riesgos geopolíticos de los países que tradicionalmente han suministrado petróleo a España. Por otro lado, seriamos nuevamente líderes en el sector, lo que nos facilitará la posibilidad de expandir nuestras tecnologías y experiencia en otros países, mejorando nuevamente la balanza de pagos y creando empleo.

Los problemas para poner en marcha esta iniciativa derivan principalmente de la reticencia de las eléctricas tradicionales a cambiar el modelo de negocio energético que las generaría una pérdida de cuota de mercado, por lo que habría que involucrarlas en el proceso para que puedan compensar su pérdida de cuota del mercado tradicional con incrementos en el mercado renovable. Asimismo, los generadores de energía renovable, en particular de energía fotovoltaica, tendrían que aceptar, aunque sea injusto, ajustes en las primas con carácter retroactivo, pero que podrían compensar generándoles derechos para hacer nuevas instalaciones con primas más ajustadas, que podrían utilizar, si tuvieran capacidad para hacerlo, o venderlos en el mercado secundario.

Por otro lado, la apuesta por las renovables agravaría el exceso de potencia instalada que tiene el país, pero con las inversiones realizadas durante los últimos años en Red Eléctrica en las redes de transporte y la interconexión con Francia sería viable la exportación a países como Alemania, que con la reciente moratoria nuclear necesitará cubrir en los próximos años la pérdida de potencia instalada en su territorio.

Las sinergias que generaría esta iniciativa en el resto de la economía nacional son ilimitadas, ya que en definitiva la marca España podría pasar a ser una marca de excelencia, que desgraciadamente ahora, por mucho que ganemos en la gran mayoría de las competiciones deportivas, no lo es.

Las fuentes para financiar esta iniciativa son varias, por un lado podría pedir al sector turístico que ayude con el incremento de ingresos que obtendrían con la mejora; por otro lado, con inversión proveniente de Alemania, que en vez de invertir en el proyecto que tiene en marcha para hacer lo mismo en el Magreb, lo haga en España, siempre que ésta le ofrezca un marco estable, con un pacto de estado firmado por todos los partidos políticos que apoyen la medida.

Si lográramos potenciar y perfeccionar uno de los principales motores de España, el turismo, el resto de los sectores crecería con él ya que éste necesitará productos y servicios acordes con su volumen.

Los resultados obtenidos vendrían en el corto plazo, con el empleo generado en el sector turístico, en el sector energético y en el de la construcción necesario para acometer todas estas inversiones; y en el largo plazo, al consolidarnos en un renovado modelo económico, sostenible y autosuficiente, no dependiente del exterior.

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